El aprendizaje implícito consiste en la adquisición de conocimientos o destrezas sin que exista una intención manifiesta. El supuesto básico de este aprendizaje, es que la persona que aprende no es, a menudo consciente de sus propios progresos, ni tampoco es capaz de expresar lo que ha aprendido. Este tipo de aprendizaje se ha observado, incluso, en pacientes amnésicos, quiénes son incapaces de recordar una tarea realizada previamente, aunque el progreso es muy semejante al de las personas sanas conforme transcurre la práctica.
El aprendizaje implícito, podemos concluir que se produce, aparentemente, sin que el sujeto sea consciente, aunque las personas que mantienen su capacidad de memoria intacta pueden llegar a manifestarse verbalmente el conocimiento adquirido.
El papel de la atención en el aprendizaje implícito
Es posible aprender de forma implícita regularidades en una serie, y este aprendizaje es debido, en parte, al resultado de procesos asociativos automáticos que actúan al margen de la atención e independientemente de otras operaciones mentales. Aunque este aprendizaje asociativo opera automáticamente, el aprendizaje más complejo que afecta a facetas episódicas, personales del individuo, o a relaciones productivas, requiere atención.