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La neutralidad del sistema auditivo lo convierte en un excepcional sistema de alerta temprana, listo para recibir y procesar estímulos provenientes desde cualquier dirección, independientemente de la orientación adoptada por el organismo.

Funciones de alerta del HOC

Nuestros oídos no se pueden mover a la captura del sonido, esto no excluye que la atención auditiva pueda estar suspendida a algún tipo de control fisiológico interno.

La cóclea, estructura anatómica situada en el oído interno donde se localizan los receptores sensoriales, recibe inputs desde el cerebro y, tal vez, estos inputs puedan ejercer un control sobre dónde dirigir nuestra atención auditiva. De hecho unas mil cuatrocientas fibras nerviosas ( el llamado haz olovococlear, HOC), conectan el tronco del encéfalo con la cocea, trasmitiendo un input que proviene de los centros auditivos del lóbulo temporal.

Los sonidos externos alcanzan los receptores auditivos de la cóclea, desde donde se envían señales afrente hacia el córtex temporal. A su vez, el córtex temporal procesa estas señales y envía un feedback referente, a través del HOC, hacia la cóclea.

Control de la atención visual ejercido por los sonidos (crossmodalidad)

Los sonidos además de controlar la atención auditiva, también tienen la capacidad de orientar la atención visual.

La crossmodalidad o vinculación entre modalidades atencionales diferentes, incrementa la prominencia perceptiva de los estímulos. Aumentar la prominencia de eventos que aparecen de forma próxima o simultánea, en el espacio y en el tiempo, puede ayudarnos a integrar la información recibida por los diversos sentidos para construir una representación multimodal del ambiente.

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