Entre los 6 y los 12 años pueden aparecer conductas problemáticas como la agresividad infantil. Ésta se produce en contextos diferentes: la familia, los amigos y la escuela.
La violencia no tiene un origen únicamente biológico, por lo que es susceptible de modificación e intervención. El tipo de conducta que tiene un ser humano en un momento concreto está determinada por la experiencia vivida en interacción con los genes. Hay una estrecha relación entre violencia, cultura y sociedad. Todo hecho violento es inevitablemente cultural. La superpoblación supone la violencia y los preparativos para la misma: la guerra y el armamentismos.
Fue Willian James en el siglo XlX quien empezó a preocuparse por el fenómeno de la violencia, quien la definió como instinto. Freud amplió esta idea al considerarlo impulso innato. Frente a estas posturas, otros científicos la consideran el resultado del aprendizaje de hábitos perjudiciales.
Desarrollo y factores que fomentan la agresividad infantil
Descrito por Bolman, identificando una serie de etapas. Vamos a ver las del periodo infantil:
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Agresividad de 4-7 años: celos, envidia, juegos violentos.
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Agresividad 6-14 años: peleas físicas en niños y verbales en niñas. Aparecen primeros síntomas de autocontrol. A partir de los 2 años los niños son mucho más agresivos que las niñas (niños ataques físicos y niñas ataques verbales). La agresividad y la violencia se ha ido aprendiendo de generación en generación dejando a las mujeres unos papeles alejados de la lucha diaria.
Factores ambientales
La agresión es una forma de interacción aprendida y las primeras relaciones familiares la variable predictora de la conducta agresiva de los niños. La conducta agresiva se genera en el ambiente familiar. Los padres de niños agresivos son duros en sus actitudes, se preocupan poco por el control de sus hijos y son poco afectivos. También la violencia en los medios puede favorecer la aparición de conductas agresivas.
Factores cognitivos y sociales
Los sujetos agresivos no tienen estrategias no agresivas como respuesta a una situación agresiva.
Factores de personalidad
Un gran número de niños con conducta agresiva tienen tendencia hacia rasgos psicóticos. Son niños extravertidos, les gusta el contacto social, tienen sentimientos inestables y bastantes enfados.
Las diferencias de temperamento Plomin, diferencian a los niños en:
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Fáciles: con humor positivo y reacciones de baja intensidad.
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Difíciles: conducta agresiva y muchas rabietas.
Agresividad en el contexto escolar
Conflicto en el aula: conflicto entre los valores culturales de la sociedad dentro del colegio y las expectativas institucionales del centro.
Conflicto entre expectativas y personalidad: sucede cuando existe mucha diferencia entre la personalidad del niño y el papel que le ha tocado jugar en clase.
Tipos de conductas agresivas en el aula
En las aulas hay tres grupos de alumnos:
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Los alumnos bien adaptados: no participan en situaciones violentas, no agreden, tienen relaciones sociales buenas.
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Los agresores: alteran la marcha del aula.
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Los niños víctima: reciben agresiones de los agresores.
La interacción de los tres grupos refuerza la conducta agresiva de los “bullies” y la situación de victimización de las víctimas.
Conductas agresivas de los niños en el contexto escolar: arañar, morder, empujar, dar un puntapié, destrucción de objetos, apropiación de objetos, agresiones verbales, chivatazos falsos o reales, agresión al adulto.
La respuesta a este tipo de agresiones suelen ser las denominadas “débiles”.
Causas de las conductas agresivas en el aula
El trabajo de Ekblad nos da algunas claves para determinar qué es lo que le pasa a un niño agresivo.
Existe una correlación positiva entre el castigo que usan algunos padres y la agresión que usa el niño en el aula como mecanismo de interacción social.
Existe otra correlación negativa entre el rendimiento escolar y la conducta agresiva. Los niños con fracaso escolar suelen ser más agresivos.
Otra correlación es que los niños impopulares son los que muestran mayor índice de conducta agresiva.
En el estudio de Ekblad los niños que puntuaban alto en el ítem ver la tele a diario tenían una actitud más negativa hacia la escuela y las relaciones establecidas con los padres se consideraban negativas. Esto da lugar a situaciones violentas.
Maltrato y violencia interpersonal en centros escolares
Olweus fue pionero en el estudio sobre la agresión y la agresividad en las aulas. Estudió a 1000 escolares de Suecia clasificados como agresores y victimas.
Las variables al establecer correlaciones fueron: el negativismo de los padres, el temperamento del niño, y la permisividad de los padres.
Los métodos usados por los padres para cambiar conductas. La variable 1 y 3 son las que mostraron una correlación más alta con la conducta agresiva. Estilo educativo denominado indiferente.
En relación a las características de los agresores: son niños impulsivos, dominantes, suelen ser mayores que el resto de clase y más corpulentos.
Suelen ser varones. En relación con las características de personalidad: alto nivel de ansiedad, agresividad y asertividad (desafío y provocación), sinceros y sin necesidad de aparentar ser mejores. Puntúan alto en psicoticismo, neuroticismo, extraversión y sinceridad. Autoestima alta, bajo autocontrol en relaciones sociales.
Otro perfil violento: niños que toman la iniciativa, dirigen la agresión desde la sombra; perfil denominado social-indirecto. Agresores pasivos, niños ansiosos e inseguros.
En relación a las características de las victimas: ansiosos, alto grado de inseguridad personal, prudentes, sensibles, baja autoestima, poca asertividad, muy tímidos y a veces tienen un problema físico. Contestan a la agresión retrayéndose. Sus relaciones familiares son mejores que la de los agresores, pero no son buenas del todo. Son niños muy protegidos, con poca independencia y con exceso de control familiar (educación permisiva).
Hay dos tipos de víctimas:
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La activa: provoca al agresor.
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La pasiva: se calla y sufre en silencio.
El proyecto SAVE propone la intervención preventiva para disminuir la violencia escolar.
Cuando los niños agresores llegan a la adolescencia se vuelven delincuentes el 60% y los más graves 40% con sentencia firme.