Las estrategias de evaluación contemporáneas comprenden mucho más que los exámenes.
La evaluación como parte integral de la enseñanza
McMillan subraya que los profesores competentes evalúan con frecuencia a sus alumnos, en relación con los objetivos del aprendizaje y adaptan su instrucción en consecuencia. La evaluación no solo muestra los conocimientos de los alumnos, sino que puede afectar también a su aprendizaje y motivación. Estas ideas representan un cambio en la manera en que se considera la evaluación, lejos del concepto de consecuencia aislada, que se realiza después de finalizar la instrucción, y próxima al concepto de integrar la evaluación en la instrucción.
Piense en la integración de la evaluación en marcos temporales: preinstrucción, durante la instrucción, y postinstrucción.
Gran parte de la evaluación preinstruccional es observación informal (Taylor y Nolen). Durante las primeras semanas del curso tendrá numerosas oportunidades para observar las características y el comportamiento de los alumnos. Tendrá la precaución de no alimentar expectativas que distorsionen su percepción de un alumno. Si se equivoca, que sea en el sentido de haber creado unas expectativas demasiado positivas de los alumnos. Mientras intenta hacerse una idea de sus alumnos evite crear rumores, emitir juicios prematuros y etiquetar a los alumnos (Airasian y Russell).
Muchas escuelas reúnen muestras de los trabajos de los alumnos en carpetas. Estas carpetas proporcionan a los profesores información para evaluar de modo más concreto y menos sesgado a los alumnos.
La tendencia actual es el uso creciente de la evaluación formativa, que consiste en la evaluación durante el periodo de instrucción, en lugar de hacerlo después de su finalización. La evaluación formativa pone énfasis en la evaluación para el aprendizaje, en lugar de en la evaluación del aprendizaje. Una tendencia creciente es permitir a los alumnos que evalúen su propio progreso a diario.
La evaluación sumativa (o evaluación formal), es la que se realiza después de finalizar la instrucción, con el propósito de comprobar el rendimiento de los alumnos. Ofrece información sobre el grado de profundidad con que los alumnos han aprendido los contenidos, si están preparados para abordar la unidad siguiente, la calificación que merecen, los comentarios que deberíamos aportar a los padres y cómo deberíamos adaptar la instrucción (McMillan).
Compatibilización de la evaluación con las perspectivas contemporáneas del aprendizaje y la motivación
La evaluación tiene una función importante en el esfuerzo, la participación y el rendimiento (Hammerman). Al pensar en la relación entre evaluación y motivación, plantéese si sus evaluaciones estimularán a los alumnos a participar más significativamente en el aprendizaje y a estar más intrínsecamente motivados. Las evaluaciones exigentes pero justas deberían aumentar el entusiasmo de los alumnos por aprender. Las evaluaciones que son demasiado exigentes disminuirán la autoestima y la autoeficacia de los alumnos y aumentará su ansiedad. La evaluación poco exigente les causará aburrimiento y no les motivará para estudiar con empeño.
Elaboración de objetivos de aprendizaje claros y adecuados
La relación entre evaluación, aprendizaje y motivación supone también la elaboración de objetivos claros y adecuados al nivel escolar. Un objetivo de aprendizaje comprende lo que los alumnos deberían conocer y ser capaces de hacer. Se establecerán criterios para juzgar si los alumnos han logrado el objetivo de aprendizaje fijado (McMillan).
Establecimiento de evaluaciones de alta calidad
La evaluación alcanza un nivel alto de calidad cuando proporciona información fiable y válida sobre el rendimiento de los alumnos. Las evaluaciones de calidad alta son también justas.
La validez indica hasta que punto una evaluación mide lo que pretende medir, así como el grado de precisión y eficacia de las inferencias del profesor sobre la evaluación. Las inferencias son conclusiones que las personas extraen a partir de información.
La fiabilidad indica hasta qué punto un examen produce puntuaciones consistentes y reproducibles. Las puntuaciones fiables son estables, dependientes y relativamente libres de errores de medida.
Una evaluación es justa cuando todos los alumnos tienen la misma oportunidad de aprender y demostrar sus conocimientos y habilidades.
Algunos expertos consideran importante crear una filosofía de evaluación plural, que incluya ser receptivo a la diversidad cultural.
Tendencias actuales
Las tendencias actuales en la evaluación incluyen:
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Emplear al menos una evaluación basada en el rendimiento.
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Examinar habilidades cognitivas de nivel superior.
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Emplear métodos múltiples de evaluación.
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Plantear más preguntas de opción multiple a fin de preparar a los alumnos para realizar los exámenes oficiales basados en estándares, cuyos resultados tienen repercusiones importantes.
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Definir estándares de rendimiento altos.
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Emplear los ordenadores como parte de la evaluación.
Las tendencias también apuntan destacar las habilidades integrales en lugar de las parciales, involucrar a los alumnos en todos los aspectos de la evaluación, ofrecerles más realimentación, y hacer públicos los estándares y criterios de evaluación.