A la hora de intentar una visión evolucionista pero a la vez integradora de la Evaluación, no es raro hallar una total ausencia de acuerdo en cuanto a fases, momentos o períodos que nos permitan sistematizar todos los años pasados. Según Toynbee, para comprender la historia del ser humano es imposible recurrir a lo que hoy en día llamamos una visión unidimensional. Lo adecuado sería optar por una aproximación multidimensional dado que en el devenir influyen: movimientos sociales, circunstancias económicas, corrientes y avances artísticos, filosóficos, científicos y religiosos, acciones militares, acontecimientos políticos... Años más tarde, Pelechano hace hincapié en que la Psicología es una ciencia fundamentalmente social, es decir, estrechamente relacionada con el resto de circunstancias que condiciona el progreso del Hombre.
La Evaluación está muy vinculada a la Psicología Diferencial en sus inicios y, por ello es muy complicado determinar en qué momento el ser humano comienza a ser consciente de la presencia de ciertas diferencias entre él y quienes le rodean y también entre éstos.
Según Fernández Ballesteros, los requisitos para la ocurrencia de un precedente pseudocientífico del Psicodiagnóstico, son:
Necesidad de un ambiente y una intención propios para dicha operación, y para ello se tiene que contar con evaluador, evaluado, técnica, instrumento de medida y procedimiento.
Presencia de un marco teórico previo al punto anterior y que permita la formulación de hipótesis por primitivas que éstas sean.
El mencionado marco debe contar con unos sistemas categoriales -por categorías- que faciliten la clasificación del evaluado a partir de los resultados conseguidos anteriormente, e incluso, la predicción de futuras conductas.