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Puede considerarse que existe estructura de grupo cuando éste adquiere una estabilidad en la organización y en las relaciones entre miembros. La estructura resulta de la diferenciación entre las posiciones del grupo que responden a distintas funciones desempeñadas (roles) y al prestigio o valor asociados a esas posiciones (estatus). La estructura tiene que ver con la diferenciación y con la estabilidad y cristalización de los patrones de interacción.

El proceso de diferenciación intragrupal puede enfocarse de diversas formas: como resultado del proceso de interacción, lo que permite la aparición de subgrupos, la especialización de funciones o la gradación social en prestigio o puede proceder de la estructura formal en la que se inserta el grupo.

Más recientemente se proponen otros modos de explicar la diferenciación intragrupal, entre los que destacan los que la hacen depender del contexto comparativo intergrupal en el que se encuentra el grupo y no de las relaciones interpersonales. Esos enfoques se asocian con la teoría de la autocategorización que pone el énfasis en la construcción del prototipo de grupo y de la autodefinición en virtud de ese prototipo grupal, que hace que el miembro individual se despersonalice y se uniformice respecto a los restantes miembros del grupo. Cuando se trata de un contexto comparativo común a todos los miembros se da un prototipo común, que maximiza las diferencias intergrupales y minimiza las intragrupales. Se da así una homogeneidad en la conducta. Según Hogg, se suele producir en los grupos ortodoxos, en minorías activas, en los grupos de laboratorio y, en general, en los grupos pequeños en los que se da comunicación mutua. Cuando el grupo se expone a distintos contextos comparativos suelen surgir diversidad de prototipos de grupo. Cabe esperar esta pluralidad de prototipos en grupos que contienen facciones, grupos democráticos o laissez-faire o grupos grandes en los que hay menos comunicación. Así, el contexto comparativo es el que determina el grado en el que el prototipo del grupo resulta consensuado y la diferenciación intragrupal obedece a las diferentes representaciones que se tienen del grupo.

Otro modo de considerar la diferenciación desde la misma perspectiva consiste en la atracción social. Se refiere a la atracción que se siente hacia otros miembros del grupo en virtud del grado en que éstos son prototípicos.

Diversos autores ponen de relieve el factor de estabilidad que caracteriza a la estructura de grupo y que permite hacer predecible su funcionamiento. Para Brown que las interrelaciones en el grupo tengan un estado de cambio constante no impide que se dé cierta estabilidad que da pie a la estructura grupal. Levine y Moreland señalan que una vez establecida la estructura tiende a su mantenimiento pues los intentos de reestructuración producen desconfianza. Según Scott y Scott las propiedades estructurales de los grupos serían las siguientes: definen una relación entre elementos, se refieren a características duraderas del sistema y el sistema está constituido por elementos reemplazables.

La jerarquía de estatus en los grupos

La estructura de grupo incluye una serie de posiciones que se ordenan jerárquicamente y a las que se otorga un valor diferente. Este aspecto de la estructura es el sistema de estatus. La diferenciación de estatus implica patrones de prestigio, deferencia y sumisión en los miembros de los grupos y consenso respecto a la ordenación jerárquica y al prestigio otorgado.

¿Cómo se lleva a cabo la diferenciación de estatus? El estudio de Bales mostró que inicialmente se dan desigualdades en participación que se hacen estables y estructuran las siguientes interacciones. Los miembros que más participaban eran los que más interacciones recibían, se consideraban como los que tenían más ideas e influían y guiaban al grupo y ocupaban las posiciones más elevadas de la jerarquía. Los que ocupaban posiciones más bajas iniciaban más interacciones que las que recibían. La estabilidad de la estructura se muestra en la jerarquización en participación, en las evaluaciones que se reciben y en la influencia que se ejerce. Hay que destacar la asociación que establece entre el estatus en el grupo y la contribución a las metas del grupo o al desempeño de la tarea. Llegar a una ordenación de los miembros del grupo sobre la base de su competencia en distintos dominios sirve para hacer que el grupo sea predecible y para que su funcionamiento sea ordenado.

Otra forma de explicar la diferenciación de estatus en los grupos es en función del grado de cumplimiento de las normas del grupo. Pero en ocasiones el sistema de estatus se establece con relativa rapidez tras el inicio del grupo, existiendo dos tipos de explicaciones de este proceso de diferenciación: la que propone la Teoría de los Estados de Expectativas (TEE) y la que pone énfasis en la conducta de dominancia (enfoque etológico).

La Teoría de los Estados de Expectativas (TEE)

La Teoría de los Estados de Expectativas propone que la base principal del estatus en el grupo son las expectativas acerca de cuál será el desempeño de cada miembro en relación a la tarea. Las expectativas consisten en inferencias que los miembros hacen acerca de cómo cada uno contribuirá a la tarea a partir ciertas características que muestran los miembros del grupo. Estas características se denominan características de estatus, y se refieren a atributos en los que la gente difiere y a los que se asocian más o menos valor o competencia. Estas características poseen por lo menos dos estados (tener un título universitario o no, p. ej) a los que la sociedad asigna una valoración distinta. Existe consenso en otorgar más valor a una categoría que a otra.

La teoría distingue entre características de estatus difusas y específicas. Las características difusas son las que llevan asociadas expectativas muy generales acerca de la competencia: género, raza, ocupación y nivel educativo que se asocian con capacidad alta o baja. Las características específicas son las que están directamente relacionadas con la tarea. Suponen una expectativa de competencia en un rango muy limitado.

La creación de esas expectativas de desempeño influye en que se den ciertas desigualdades en la interacción a favor de los que se espera que contribuyan más al grupo. Estas desigualdades se reflejan en la oportunidad que se da a ciertos miembros para que participen más que otros y contribuyan más a las metas del grupo; en que se evalúen más positivamente sus contribuciones; en que ejerzan más influencia y en que acepten menos la influencia de los otros. El proceso tiene un componente de profecía autocumplida: se hace una predicción en relación con las diferencias de competencia de ciertos miembros y más tarde se contribuye a que se produzcan esas diferencias. Cuanto más relevante para la tarea sea la característica de estatus, más influirá en la interacción posterior.

Esta perspectiva se caracteriza por tener un enfoque de intercambio social: el estatus se concede para que la persona utilice mejor su supuesta competencia. El proceso de creación de estatus tiene carácter cooperativo y se supone que las expectativas son compartidas y estables, aunque si alguien dispone de información de estatus adicional pueden surgir discrepancias e inestabilidad.

El estatus desde la perspectiva de la dominancia

El modelo biosocial de la dominancia (etológico) de Mazur propone que se da una evaluación inicial de la fuerza de la persona a través de su apariencia, su conducta verbal y no verbal y a través de pequeñas pruebas o competiciones de dominancia. De su resultado depende la asignación del estatus. Las claves no verbales como el volumen de voz, los gestos o las conductas asertivas son indicativas de dominancia. La dominancia se puede manifestar a través del ataque o la amenaza manifiesta, pero también de forma sutil a través de la mirada o de la interrupción de la conversación. También cuentan otros signos que implican alto estatus social, como la riqueza. La conducta de dominancia depende del nivel hormonal, que puede guardar relación con la experiencia pasada.

Mazur explica el establecimiento de las relaciones de dominancia de dos formas. La primera consiste en estimar los signos de dominancia y que se dé un acuerdo sobre la dominancia relativa sin que haya disputa. Indica que la mayoría de las relaciones de estatus se llevan a cabo de forma cooperativa. La segunda consiste en una competición por el estatus a través de una lucha de dominancia. Se produce cuando hay desacuerdo acerca del valor de los signos de estatus de cada miembro o cuando el nivel hormonal motiva a poner en marcha la conducta dominante. Estas competiciones cobran especial importancia en los grupos de iguales. El resultado de estas competiciones depende de la capacidad de resistir el estrés. Los individuos más resistentes al estrés tendrían alto estatus y los pocos resistentes bajo estatus.

Un modelo mixto sobre la creación de estatus en los grupos

Es conveniente enfocar la creación de estatus en los grupos de modo que se tenga en cuenta la interacción entre procesos cooperativos y competitivos y explicar el problema de la lucha competitiva por el estatus. Este modelo considera la dominancia no como una competición diádica, sino que se tendrá en cuenta el contexto más amplio de grupo, pues los restantes miembros no permanecen como espectadores desinteresados, sino que dan su apoyo al que lo merece, pues el que gane tendrá más impacto en la tarea de grupo. Es decir, las luchas competitivas se enmarcan en un contexto cooperativo. Se trata de que los individuos de alto estatus presten servicios importantes para el grupo.

Este modelo considera que la primera forma de crear la ordenación de estatus es evaluando la capacidad de los miembros para la tarea del grupo. En comparación es menos frecuente el recurso a la dominancia, pero en ocasiones la dominancia sirve de base para crear la diferenciación de estatus o para defender una jerarquía ya establecida.

Cuando se recurre a conductas de dominancia debe distinguirse entre la orientación hacia el grupo y la orientación hacia sí mismo por parte del que despliega la conducta de dominancia, puesto que de ello dependerá que reciba apoyo o no. Si los integrantes del grupo perciben que el intento de dominancia es por interés propio del que la inicia no prestarán su apoyo.

El grupo crea unas normas que legitiman el orden de estatus establecido. El grupo tiene expectativas de alto desempeño por parte de los que ocupan posiciones jerárquicas superiores, por lo que se crean coaliciones que apoyan el orden de estatus establecido. Si alguien desafía ese orden se puede dar un uso de la dominancia por parte del miembro de alto estatus. Este uso de la dominancia es legitimado por el apoyo del grupo. También se puede dar el caso de que un miembro de bajo estatus desafíe el orden y obtenga mayor estatus. Esto puede suceder si une los esfuerzos para contribuir a la tarea y la orientación hacia grupo, lo que implica el deseo de mantener el sistema cooperativo legítimo. El éxito depende de obtener el apoyo por parte de una coalición.

Existen conductas verbales y no verbales que pueden indicar sólo dominancia o competencia. Ciertas conductas como mirar al otro hostilmente, hablar fuerte o enfadado, el negarse a una orden… suelen ser consideradas como sólo de dominancia y ello lleva a que se interpreten como orientadas a sí mismo. Otras claves como la fluidez de palabra, la consistencia de argumentos y la latencia de respuesta pueden interpretarse como claves de competencia y llevar a una reevaluación del que desafía y de su desempeño en la tarea del grupo.

También se tiene en cuenta la situación del grupo en el que se enmarca la conducta, y se considera que si se trata de un grupo en el que ya existen diferencias de estatus, se le exige más al q desafía el orden establecido (competencia + motivación grupal) que si se trata de un grupo recién formado en el que los miembros pueden tener estatus distintos en el exterior. En el segundo caso, bastaría con uno de los dos requisitos, competencia o motivación grupal, para conseguir estatus.

La investigación sobre estatus en los grupos

Gran parte de la investigación reciente sobre estatus en los grupos se enmarca en la TEE. Con frecuencia se intenta comprobar si el estatus influye en determinados aspectos de la interacción en una tarea subsiguiente. En concreto se presta atención a la aceptación de la influencia ejercida por otros. El procedimiento es que se realiza una tarea individualmente. Esta tarea implica emitir juicios. A los participantes se les da un feedback falso sobre su desempeño en la tarea y se establece una diferencia de estatus basada en la competencia. Después se lleva a cabo la tarea en grupo. Deben emitirse juicios similares a los anteriores. La VD es las veces que la persona cede ante el juicio del compañero en la tarea, en función del estatus relativo de cada uno. En otros estudios se mide como VD la influencia ejercida. También en este caso se muestra que los considerados como de más alta competencia inicialmente ejercen más influencia.

Tomando como base estudios que tienen en cuenta características de estatus difusas o específicas se comprobó que el estatus afecta a la conducta indirectamente a través de las expectativas. El estatus es un predictor fuerte de las expectativas y un predictor moderado de la conducta. Las expectativas son un predictor fuerte de la conducta. Sin embargo, cuando se elimina el efecto de las expectativas el estatus se convierte en un predictor trivial de la conducta.

Se han estudiado las condiciones que aumentan o reducen el efecto de las diferencias de estatus en conductas subsiguientes como la influencia. Se ha mostrado que cuando se sugiere que la diferencia de estatus es inestable, la diferencia de estatus tiene menor impacto sobre la influencia que cuando se sugiere que es estable.

Normas de grupo

Definición de normas

La norma es una idea que ocupa las mentes de los miembros del grupo que puede expresarse en un juicio que especifique lo que los miembros del grupo o los demás deben de hacer, debieran de hacer o se espera que hagan. Para que constituya una norma, la desviación respecto de ella debe ser objeto de sanción.

Cialdini y colbs proponen la distinción entre normas descriptivas y prescriptivas. Las normas descriptivas corresponden a lo que los miembros del grupo hacen en una situación dada. La observación de lo que los miembros hacen es más importante cuando la situación es nueva o ambigua. Cuando una conducta obtiene un apoyo social suficiente es fácil que se siga porque el heurístico de la "prueba social" ahorra el esfuerzo cognitivo de elegir qué conducta es la adecuada. Las normas prescriptivas indican lo que los miembros del grupo aprueban o desaprueban. Especifican lo que debería hacerse, son las normas morales del grupo. Motivan la conducta a través de premios y castigos. Desde la perspectiva de la autocategorización, las normas tienen que ver con el prototipo del grupo (que maximiza las semejanzas intragrupales y las diferencias intergrupales). Cuando la identidad social resulta saliente, se construye una norma que es específica para el contexto.

Los estudios pioneros sobre normas

La investigación de laboratorio sobre normas de grupo se inicia con un estudio de Sherif sobre la emergencia de normas de grupo. El estudio se llevó a cabo en el contexto de la estimación del efecto autocinético por parte de individuos y por parte de grupos. La mitad de los participantes iniciaron las estimaciones individualmente y luego las hicieron el grupo. La otra mitad seguía el orden inverso. Se observa que los individuos llegan a establecer un estándar en las estimaciones que hacen del movimiento en los primeros ensayos y todas las demás estimaciones se hacen con respecto a esa norma, que se mantiene constante y que es distinta a la de otros participantes. Una vez en grupo, tienden a converger en sus estimaciones, aunque no en el mismo grado que los que inician las estimaciones en grupo.

En una investigación posterior se estudió el grado de persistencia de los estándares de grupo. Se realizaba una tarea semejante a la de Sherif. Sólo un participante era ingenuo y el resto eran cómplices del experimentador. Éstos decían haber percibido un movimiento mucho mayor al que habitualmente se percibe en esa situación. Tras algunos ensayos, el participante ingenuo daba una estimación semejante a la del grupo. Se fueron sustituyendo uno a uno los cómplices hasta que sólo había sujetos ingenuos en el grupo. La norma inicial del grupo llegó a desaparecer cuando el grupo estaba constituido por la sexta generación de sujetos ingenuos. La norma inicial fue desapareciendo progresivamente hasta parecerse a la que los sujetos daban individualmente.

Newcomb mostró el influjo de las normas de grupo sobre el cambio de actitudes de 250 estudiantes. El estudio se realizó en una institución privada caracterizada por su ideología de izquierda. Esta ideología era compartida por los miembros de la facultad y por las estudiantes de los últimos cursos. El estudio era longitudinal. Cada año las estudiantes rellenaban diversas escalas de actitudes y se podía observar si cambiaban y en qué medida. Se advirtieron cambios de actitudes en la dirección progresista conforme las estudiantes avanzaban en su carrera. Se destaca la influencia de la norma a través de conferir popularidad y estatus social. Además, las estudiantes más avanzadas ejercían sanciones sobre las más jóvenes cuando no se acomodaban a la norma. No todas las estudiantes experimentaron el cambio. Algunas mantenían un grupo de estudiantes con ideas similares. Los cambios dependían de que la facultad se convirtiese o no en un grupo de referencia para las estudiantes o que prefirieran mantener como grupo de referencia a su familia y a sus amigos anteriores.

Cuadro 3. Las razones del cambio o persistencia de las actitudes a partir de las descripciones de sus compañeras (adaptado de Newcomb, 1970)


Q61: Ejemplo de cambio de actitudes Q81: Ejemplo de persistencia de actitudes

Influida por las autoridades de la facultad

Absorbida en los asuntos públicos

Influida por los códigos de la comunidad

Influida por los entusiasmos colectivos

Absorbida en los asuntos de la comunidad

Entusiasta defensora de la universidad

Ansiosa de obtener posiciones dentro de la comunidad

Se resiste a las autoridades de la facultad

Absorbida en el trabajo universitario

Crítica de las comisiones estudiantiles

Crítica de la política educacional

Crítica de la facultad


Las funciones de las normas

Se puede distinguir entre funciones individuales y sociales de las normas de grupo. La principal función individual es la creación de un marco de referencia que ayude a la interpretación de la realidad. Las funciones sociales tienen como objeto:

  • La regulación y coordinación de la interacción y de las actividades para que se lleven a cabo de forma ordenada.

  • La consecución de las metas de grupo.

  • El mantenimiento de la identidad grupal, particular importancia de esta función.

El desarrollo de las normas

Existen distintas teorías acerca del desarrollo de las normas. La investigación relevante se puede ordenar en función del grado en que se considera que surgen en el interior del grupo o que son dictadas desde fuera, desde las instituciones en las que se insertan los grupos. También se puede establecer una distinción en cuanto a su grado de voluntariedad: si se crean a partir de conductas espontáneamente iniciadas e imitadas en el grupo o si son impuestas por un líder o por una institución.

El desarrollo de las normas puede producirse en el interior del grupo a partir de los guiones que los miembros traen al grupo acerca de cómo enfrentar distintas situaciones. Dan lugar a normas cuanto más rápidamente son compartidas entre sus miembros. Pueden ser fruto de una negociación entre los miembros, normalmente para hacer frente a los conflictos. También pueden surgir de los patrones iniciales de conducta que llegan a cristalizar en normas. Las normas evolutivas que se basan en principios de la evolución serían las que pone en marcha un individuo, satisfacen una necesidad y son progresivamente imitadas. Por último, pueden ser dictadas de forma explícita por el líder o derivar del prototipo del grupo, que en un contexto comparativo dado maximiza las semejanzas intragrupales y las diferencias con el exogrupo en comparación a través del proceso de autocategorización por el que los miembros del grupo incorporan esas normas prototípicas.

Cuadro 4. El desarrollo de las normas de grupo

Origen interno Origen externo

Guiones de los miembros acerca de cómo conducirse en una situación: el grado en que son compartidos determina la rapidez de su surgimiento

Negociación entre los miembros para resolver los conflictos

Patrones iniciales de conducta que cristalizan en normas

Evolución: un individuo inicia una pauta que satisface una necesidad y llega a ser imitada por los restantes miembros

Dictadas por el líder y seguidas por los miembros

Autocategorización: construcción de la norma a partir de la información disponible compartida. Construcción del prototipo de grupo

Institución o líderes externos dictan las normas

Los efectos de la desviación respecto a opiniones y normas de grupo

El estudio de los efectos de la desviación de las normas se ha enfocado preferentemente desde una perspectiva funcional que considera que las normas emergen en los grupos porque cumplen una función y los miembros deben adaptarse a ellas, por lo que la desviación de las normas se considera una interferencia. Según Festinger las presiones hacia la uniformidad en los grupos obedecen a:

  • La necesidad de establecer la realidad social en aquellos casos en que no se puede contrastar una opinión con la realidad física

  • La locomoción del grupo hacia sus metas. Cuanto más cohesivo sea el grupo, más relevante sea la cuestión sobre la que se discrepa y mayor la discrepancia, mayor será la presión por reducir la discrepancia y alcanzar la uniformidad. Se producen conductas comunicativas que intentan acercar la posición del desviante a la del grupo. En último término, se puede llegar a la expulsión del desviante.

Otros autores añaden otras causas de las presiones hacia la uniformidad, como el mantenimiento del grupo y su definición en relación a su entorno social, y Orcutt distingue entre las reacciones a la desviación inclusivas y las de exclusión que dependen del grado en que se percibe que se puede persuadir al desviante.

En un estudio de Schachter los participantes tenían que formar parte de clubes que variaban en cuanto a su grado de atractivo para ellos (alto/bajo) lo cual reflejaba el grado de cohesión. El tema de discusión podía ser relevante/irrelevante para el propósito del grupo. La forma de participación de tres cómplices del experimentador podía ser modal o conformista (expresa la opinión mayoritaria del grupo), desviante (mantiene una posición distinta a la del grupo) o cambiante (inicia la discusión como desviante, pero llega gradualmente a mostrar acuerdo con el grupo). Las VI fueron un cuestionario sociométrico, el nombramiento de los miembros del grupo para puestos que variaban en atractivo y la comunicación dirigida a cada uno de los cómplices del experimentador.

Resultados: se produjo mayor rechazo hacia el desviante que hacia los otros dos cómplices. El rechazo era mayor en los grupos cohesivos. En todas las condiciones (menos en la de baja cohesión/tema irrelevante) al desviante se le nombraba más veces para puestos poco deseables. En cuanto a la comunicación dirigida a los tres cómplices, el desviante era el que más comunicaciones recibía, seguido por el cambiante y después por el modal. El flujo de comunicación aumenta para el desviante a lo largo de toda la sesión. En una de las condiciones (alta cohesión/tema relevante) se produjo un descenso final de la comunicación con el desviante, sobre todo por parte de aquellos que lo rechazaban más. La investigación posterior se ha centrado en cuestiones como el efecto de la extremosidad de la posición del desviante. Los resultados son que los desviantes más extremos son menos influyentes que los moderados.

Otro aspecto estudiado es el grado de interferencia con las metas de grupo. Cuanto mayor sea la interferencia y el desviante sea percibido como responsable de ella, menos agradable resultará al grupo.

Recientemente se han investigado los efectos de la desviación en función de la motivación que tiene grupo por lograr el consenso. En condiciones en que aumenta la motivación por lograr el consenso se produce un mayor rechazo del que discrepa de la opinión del grupo. Esto se asocia a la necesidad de llegar a la clausura cognitiva colectiva. Consiste en que en determinadas circunstancias el individuo puede buscar un conocimiento firme por la vía más rápida para clausurar una cuestión en lugar de examinar más detenidamente otras hipótesis o la información estimular.

En épocas recientes se ha puesto en cuestión la perspectiva funcional de la desviación. Esta perspectiva parte del supuesto de que se busca el consenso en el grupo, se intenta lograr cuando no se produce y se da una respuesta negativa frente al desviante. Esta suposición ha sido cuestionada por Moscovici. Según él, el modelo se caracteriza por una visión asimétrica y unilateral de la influencia que se ve desde la perspectiva de la conformidad. Propone un modelo genético que hace hincapié en el efecto innovador de la influencia minoritaria de cara al cambio social como proceso opuesto al de conformidad.

También el trabajo sobre las denominadas "normas perversas" pone en cuestión la posición funcionalista. Se estudia el fenómeno del incumplimiento de normas, que tiene consecuencias negativas para el grupo en su conjunto. Estas normas se definen por su carácter explícito e incumplible.

La comparación de los efectos de la desviación entre miembros del grupo propio y del exogrupo: el Efecto "Oveja Negra"

El efecto oveja negra parte de la observación de que se puede producir simultáneamente favoritismo o valoración más positiva de los miembros del propio grupo que cumplen las normas y denigración de los miembros del propio grupo que incumplen las normas en comparación a las correspondientes valoraciones de los miembros del exogrupo deseables o indeseables.

Se parte del supuesto de que la denigración de los miembros del propio grupo es una estrategia para eliminar a los miembros que pueden contribuir negativamente a la identidad social. Una serie de estudios ha puesto de manifiesto la existencia de este efecto. En uno de ellos los participantes, distribuidos en seis condiciones experimentales, tenían q evaluar a una persona-estímulo en una serie de rasgos valorativos. Se trataba de un diseño de 2 x 3. La persona-estímulo variaba según su pertenencia al propio grupo (estudiantes Belgas) o al exogrupo (Norteafricanos) y que se presentase sin calificar o como simpático o antipático.

La favorabilidad de los juicios se mostró en una mejor valoración del endogrupo que del exogrupo cuando se calificaba a la persona de simpática y en una peor valoración del endogrupo cuando se la calificaba de antipática. Este estudio se consideró como un apoyo inicial al efecto oveja negra. Investigaciones posteriores dieron apoyo adicional. Los resultados de estas investigaciones muestran que los miembros que cumplen o se oponen a las normas relevantes del grupo obtienen, respectivamente, mayor aprobación y mayor rechazo que los miembros equivalentes del exogrupo.

La investigación sobre el EON guarda paralelismo con los estudios sobre las presiones hacia la uniformidad en los grupos interactivos que asocian éstas al establecimiento de la realidad social y a la locomoción hacia el logro de las metas de grupo, pero el efecto se obtiene a partir de la categorización social y está vinculado a la identidad social y dirigido a mantenerla cuando se ve amenazada desde dentro del grupo.

Los roles de grupo y su diferenciación desde la perspectiva funcionalista

La definición de rol de grupo y su medida

El estudio de los roles en los grupos muestra el influjo de la tradición funcionalista. Se parte de los problemas funcionales a los que se enfrentan las sociedades y los grupos dando lugar a una serie de dimensiones básicas: logro de metas, expresivas, adaptativas e integrativas. La influencia de esta tradición se advierte tanto en la definición como en la diferenciación de los roles.

Cuando se definen los roles en los grupos se pone de manifiesto la vinculación de este concepto con el de estatus o posición. Aunque con algunos matices, puede hablarse de estatus como una posición en el grupo y del rol como el comportamiento de la persona que ocupa esa posición. Al individuo se le asigna un estatus y lo ocupa en relación con otros estatus. Cuando hace efectivos los derechos y deberes que constituyen el estatus, está desempeñando un rol.

Los roles pueden tener un carácter formal, lo que implica una definición clara y precisa de la función que debe desempeñar un miembro del grupo, y son críticos para la organización eficaz del grupo. Pero también pueden tener un carácter informal, es decir, roles que no se asignan específicamente y surgen a través de la interacción. Ej: el rol de líder no oficial. En cuanto a la medida de los roles, Levine y Moreland enumeran diversas formas:

  • La observación del grupo para detectar los patrones de conducta que despliegan los ocupantes de ciertas posiciones.
  • El empleo de instrumentos de observación sistemáticos que incluyen categorías o dimensiones.
  • A través de las descripciones que hacen los miembros del grupo acerca del papel propio o del papel d otros del grupo

La diferenciación de roles

La diferenciación de los roles en los grupos se define como la división de las tareas entre los miembros o por la distintividad de las funciones desempeñadas. ¿A qué obedece la diferenciación de los roles? En primer lugar, la división de la tarea permite el logro de las metas. No obstante, la diferenciación extrema de funciones y mantenida de forma inflexible puede resultar disfuncional. Segundo, sirve para ordenar el funcionamiento del grupo y hacerlo predecible al fijar una serie de expectativas acerca del comportamiento propio y ajeno. Tiene un efecto paralelo al de las normas de grupo. Y por último, sirve para la autodefinición dentro del grupo.

La diferenciación de roles puede ser fruto de la asignación formal o resultado de la interacción. Los estudios sobre diferenciación de roles se insertan dentro de la tradición funcionalista en psicología social. Bales propone que al realizar una tarea de grupo se dan conductas instrumentales dirigidas a la realización de la tarea y conductas socioemocionales o expresivas. Mediante el método de observación sistemática Análisis del proceso de interacción, mostró que se producía una diferenciación en dos tipos de roles: el líder de tarea, que corresponde a la persona más activa, que contribuye con las mejores ideas y guía al grupo en la discusión y el líder socioemocional, que es la persona que cae mejor, que reduce las tensiones entre los miembros y se ocupa del mantenimiento del grupo.

Scott y Scott enfocan las propiedades estructurales de los grupos primarios y muestra que existe una relación entre la diferenciación de roles y el estatus en tales grupos al mismo tiempo que se da una relación entre diferenciación de roles y solidaridad, sin embargo en las familias (grupo 1º con alta diferenciación de roles) se da una relación negativa entre ambas.

Recientemente se ha estudiado la diferenciación de roles tomando como base una tipología clásica de roles funcionales desarrollada por Benne y Sheats. De acuerdo con estos autores se pueden distinguir los siguientes tipos de roles. Los roles de tarea sirven para coordinar y facilitar las actividades de solución de problemas en grupo. Los roles de construcción y mantenimiento del grupo para apoyar y regular las actividades orientadas al grupo. Y los roles individuales son roles potencialmente disfuncionales que no se dirigen ni a la tarea ni al mantenimiento del grupo.

El estudio, además de poner a prueba la tipología de Benne y Sheats trataba de comprobar en qué medida se relaciona el desempeñar ciertos tipos de roles con la valoración que los otros hacen de la contribución al grupo y con la percepción que se tiene de la cohesión de grupo. El estudio se llevó a cabo con estudiantes de un curso sobre conducta organizacional que debían realizar en pequeños grupos la tarea de seleccionar un tema relevante de conducta organizacional y hacer una presentación en clase acerca del tema, teniendo repercusión en la calificación de los estudiantes.

Los resultados del análisis factorial mostraron que se daba una solución factorial de tres factores que explicaba el 42% de la varianza. Los tres factores coincidían en buena parte con los tres tipos de roles propuestos por Benne y Sheats, aunque había algunas discrepancias. El primer factor obtenido lo constituye el conjunto de roles de tarea que incluyen la percepción de que los que desempeñan esos roles no son "seguidores". El segundo factor lo constituye el conjunto de roles individuales. Este factor se relaciona con el sexo: los hombres tienen mayor tendencia a adoptar estos roles que las mujeres. El tercer factor corresponde a los roles de mantenimiento. A este conjunto se añade el rol de "buscador de información" que originalmente se situaba entre los roles de tarea.

En análisis correlacionales posteriores se advierte una relación entre roles de tarea y de mantenimiento, que los roles de mantenimiento positivos tienen una relación negativa con los roles individuales negativos, y que los roles de tarea son independientes de los roles individuales una vez que se suprime el rol de "dominante". Las personas que desempeñan un papel en la tarea también son percibidas como dominantes.

Un análisis de vías mostró que se consideraba que las personas que más habían contribuido al grupo eran las que desempeñaban roles de tarea. Además, los miembros que habían desempeñado roles de tarea o de mantenimiento percibían al grupo como cohesivo y lo contrario sucede por parte de los que adoptan roles individuales. La escasa relevancia de los roles de mantenimiento podría deberse a la gran presión de la tarea.

Aunque en general estos trabajos han ido dirigidos a mostrar que se adoptan roles diferenciados a través de una relativa estabilidad, algunos autores señalan la transitoriedad de los roles.

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