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En este capítulo se ha presentado una línea de investigación que vincula la exclusión social con procesos básicos del yo. Ser rechazado por los otros amenaza una de las necesidades más básicas de todo ser humano: la pertenencia. Cuando esto ocurre, aparecen de forma consistente una serie de consecuencias en la conducta de las personas afectadas, entre las que destacan la merma de la capacidad cognitiva, las dificultades para concentrarse en tareas que requieren esfuerzo consciente, o la capacidad para inhibir conductas que pueden resultar gratificantes en el presente inmediato pero que, a largo plazo, resultan nocivas y no deseables para la persona.

Los resultados de las investigaciones realizadas parecen indicar que estos efectos están relacionados con la capacidad autorreguladora del yo que, a su vez, se ve afectada por la exclusión debido a que esta última lleva a las personas a evitar la auto-consciencia.

Ambos procesos, la autorregulación y la auto-consciencia, forman parte de ese concepto más amplio que hemos denominado el «yo ». Tal como explicábamos en la introducción, la autorregulación encajaría en la acepción del yo que se refiere a la capacidad ejecutiva de la persona, es decir, el proceso psicológico mediante el cual somos capaces de posicionarnos en el mundo de una determinada manera, orientando nuestra conducta en el sentido que elegimos. La auto-consciencia caería bajo la primera acepción, la referida a la capacidad de ser conscientes sobre nosotros mismos, sobre nuestra existencia y experiencia.

El ser humano necesita la relación con los otros para desarrollarse plenamente. En gran medida somos en cuanto que nos relacionamos con los otros, ajustamos nuestra conducta a los otros, y conseguimos su aceptación y la inclusión en las redes sociales. Por eso, no es extraño que cuando una persona percibe una amenaza a la pertenencia, aspectos esenciales de su yo se vean seriamente afectados, provocando efectos tan potentes y trascendentes como los descritos en estos trabajos.

Los resultados de las investigaciones resumidas en este capítulo tienen un reflejo directo en los contextos de socialización naturales. Por ejemplo, las personas que tienen algún estigma social fuerte pueden experimentar frecuentemente a lo largo de sus vidas la sensación de que su pertenencia a redes sociales no está asegurada. De hecho, las personas estigmatizadas a menudo son víctimas de procesos de exclusión en distintos contextos sociales, como la escuela o el trabajo. Cuando una persona estigmatizada obtiene malos rendimientos académicos, los efectos que la amenaza a la pertenencia puede generar en su capacidad autorreguladora deberían contemplarse como antecedentes potencialmente muy importantes a la hora de buscar una explicación del bajo rendimiento, antes que explicaciones más simplistas como la holgazanería o la baja capacidad intelectual.

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