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Las interacciones que, de forma bidireccional, se establecen entre el sistema inmune y la conducta vienen a sumarse a las complejas interacciones existentes entre el SN, el sistema endocrino y el sistema inmune.

Durante el curso de las respuestas del sistema inmune, las citocinas liberadas por las células inmunitarias actúan como señales endógenas en el encéfalo, activando las estructuras nerviosas que regulan los componentes fisiológicos, subjetivos y conductuales de la enfermedad.

El individuo enfermo muestra a nivel conductual una disminución de ciertas actividades que podría representar una estrategia altamente organizada, importante para su supervivencia, y que reflejaría la reorganización a nivel central del estado motivacional del organismo. Esta reorganización le permite enfrentarse con mayor eficacia a los agentes extraños, al redistribuir sus recursos y relegar ciertas conductas a un segundo plano.

Se ha planteado que las citocinas podreían participar, al igual que diversos neuropéptidos, hormonas y neurotransmisores, en la regulación de las funciones adpatativas del organismo, que serían integradas a nivel límbico y del hipotálamo. Las citocinas hansido también relacionadas con el desarrollo de trastornos cognitivos y psiquiátricos muy variados y algunas de ellas han demostrado afectar diferentes aspectos de la conducta, el estado de ánimo e incluso las capacidades cognitivas. Estos hechos parecen indicar la gran diversidad de funciones que podrían desempeñar en el SN central, pasando a formar parte del amplio grupo de sustancias químicas presentes en el organismo que son capaces de modular la conducta.

Por otro lado, se ha comprobado que los factores conductuales son, a su vez, capaces de modular la función inmune. Las respuestas del sistema inmune, como otras respuestas fisiológicas y conductuales, pueden ser moduladas por procesos de condicionamiento, aunque se desconocen los mecanismos implicados. 

La existencia de inervación simpática en los tejidos linfoides, la capacidad de las células inmunitarias para recibir y responder a señales neuroendocrinas y la capacidad del SN para liberar citocinas, proporcionan mecanismos muy diversos por los que estos procesos pueden tener lugar.

Diversos estudios han encontrado cambios en algunos parámetros de la función inmune y perfiles alterados de citocinas en diversos trastornos psicopatológicos.

Las características de la conducta y personalidad de los individuos y los estados emocionales pueden modular también el estado funcional del sistema inmune, pudiendo ejercer un efecto protector frente a las enfermedades o un efecto inmunosupresor.

Se ha planteado que los factores psicosociales pueden afectar al estado emocional del individuo, en cuya regulación desempeña un importante papel el sistema límbico. Ya que existen vías de comunicación entre el SN, el sistema endocrino y el sistema inmune, es posible que estos factores psicosociales puedan alterar la función inmune y, por tanto, afectar al estado de salud del individuo. Las respuestas del organismo ante situaciones de estrés constituyen quizás, el ejemplo más representativo de que los factores psicosociales pueden afectar al funcionamiento del SN, del sistema endocrino y del sistema inmune.

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