Los principales sistemas de clasificación nosológica, DSM-IV-TR y CIE-10, han reagrupado los criterios diagnósticos en 3 comportamentales y uno cronológico. Con respecto a éste último, se considera que debe manifestarse un retraso o desviación de al menos uno de los otros tres criterios antes de los 36 meses de edad. Se han establecido criterios más restrictivos con respecto al DSM-III-R, donde se consideraba autismo tanto al que se iniciaba antes de los 36 meses (autismo de inicio en la infancia) como el que se iniciaba posteriormente (autismo de inicio en la niñez).
En relación con los criterios relacionados con las conductas psicopatológicas, el DSM-IV-TR los ha agrupado en torno a tres grandes áreas. En la primera se hace referencia a las diversas alteraciones que ocurren en las relaciones sociales, haciendo hincapié en el cómo de la alteración más que en el cuánto. El segundo grupo hace referencia al déficit de la comunicación, contemplando tanto el retraso en el desarrollo del habla como la desviación o déficit cualitativo de las conductas implicadas en la comunicación. El tercer grupo integra tanto los déficits cualitativos como cuantitativos de los patrones comportamentales, significados por los conceptos de restricción, repetición y estereotipia.
Otro criterio que aparece por primera vez en el DSM-IV y CIE-10 y que sigue apareciendo en el DSM-IV-TR: se plantea el diagnóstico diferencial con otros trastornos generalizados del desarrollo de reciente hallazgo: el síndrome de Rett y el trastorno infantil desintegrativo.
Criterios diagnósticos del trastorno autista según el DSM-IV-TR
A. Existe un total de 6 (o más) ítems de 1, 2 y 3, con por lo menos dos de 1, y uno de 2 y de 3:
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Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
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Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales, como son contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
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Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros adecuadas al nivel de desarrollo.
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Ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas disfrutes, intereses y objetivos (p. ej., no mostrar, traer o señalar objetos de interés).
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Falta de reciprocidad social o emocional.
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Alteración cualitativa de la comunicación manifestada al menos por dos de las siguientes características:
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Retraso o ausencia total del desarrollo del lenguaje oral (no acompañado de intentos para compensarlo mediante modos alternativos de comunicación, tales como gestos o mímica).
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En sujetos con un habla adecuada, alteración importante de la capacidad para iniciar o mantener una conversación con otros.
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Utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o lenguaje idiosincrásico.
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Ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social propio del nivel de desarrollo.
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Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, manifestados por lo menos mediante una de las siguientes características:
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Preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de interés que resulta anormal, sea en su intensidad, sea en su objetivo
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Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales
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Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo)
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Preocupación persistente por partes de objetos
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B. Retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes áreas, que aparece antes de los 3 años de edad: 1 interacción social, 2 lenguaje utilizado en la comunicación social o 3 juego simbólico o imaginativo.
C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de Rett o de un trastorno desintegrativo infantil.