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El DSM-IV-TR incluye dos tipos de diagnósticos en el capítulo dedicado a los trastornos por uso de sustancias: los relacionados con el patrón de consumo de las drogas y los que describen síndromes conductuales ocasionados por el efecto directo de la sustancia en el Sistema Nervioso Central. Ambos tipos de diagnósticos se aplican a las doce sustancias que recoge: alcohol, alucinógenos, anfetaminas y sustancias afines, cafeína, cannabis, cocaína, inhalantes, nicotina, opioides, fenciclidina y sustancias afines, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, y otras sustancias.

Cada una de las clases presenta criterios uniformes de dependencia y abuso, exceptuando la cafeína, que no ocasionaría un síndrome de dependencia o de abuso, y la nicotina, que carece de un síndrome de abuso definido.

También, cada una de estas clases presenta un cuadro específico de intoxicación y abstinencia más ligado con el efecto fisiológico de la droga y de menor relevancia psicológica.

El diagnostico de dependencia se alcanza mediante la aplicación de diversos criterios sintomáticos conductuales, cognitivos y fisiológicos, que indican que el individuo continua consumiendo la sustancia, a pesar de la aparición de problemas significativos relacionados con ella. Aunque no está incluida específicamente en los criterios diagnósticos, la necesidad irresistible de consumo se observa en la mayoría de los pacientes con dependencia de drogas.

La dependencia se define cuando tres o más criterios de los siete posibles aparecen dentro de un mismo periodo de 12 meses. Los siete criterios pueden dividirse en tres grupos: los dos primeros tienen que ver con aspectos fisiológicos, los criterios 3, 4 y 5 se refieren al patrón conductual compulsivo inherente a la adicción a las drogas, caracterizado por dos fenómenos, el craving o experiencia subjetiva de desear o necesitar consumir drogas y la falta de control. Finalmente, los criterios 6 y 7 se centran en los efectos adversos provocados por el consumo de drogas.

Por su parte, la característica esencial del abuso de sustancias consiste en un patrón desadaptativo de consumo de drogas manifestado por consecuencias adversas significativas y recurrentes relacionadas con dicho consumo. El abuso se describe mediante cuatro ítems, de los que sólo es necesario que esté presente uno para que se establezca el diagnostico. Los diagnósticos de abuso y dependencia son mutuamente excluyentes, de tal forma que el diagnostico de la dependencia es preferente al de abuso.

La intoxicación por sustancias se refiere a la aparición de un síndrome reversible específico de cada sustancia debido a su reciente ingestión. Los cambios psicológicos o comportamentales son debidos a los efectos fisiológicos directos de la droga sobre el sistema nervioso central y se presentan durante el consumo de la sustancia o poco tiempo después. La característica esencial de la abstinencia por sustancias consiste en la presencia de un cambio desadaptativo del comportamiento, con concomitantes fisiológicos y cognoscitivos, debido al cese o la reducción del uso prolongado de grandes cantidades de droga.

Las estimaciones del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías realizadas sobre la población adulta (15-64 años) en la Unión europea señalan que el cannabis sigue siendo la droga ilegal más popular en Europa, aunque se observan grandes diferencias en la prevalencia del consumo entre unos países y otros. La prevalencia nacional varía de un 1,5% a un 38,6%. Según estimaciones conservadoras, han consumido cannabis al menos una vez unos 75,5 millones de europeos, lo que corresponde a más de una de cada cinco personas de 15 a 64 años. El consumo de cannabis se concentra principalmente en los adultos jóvenes, siendo los de 15 a 24 años los que generalmente indican la prevalencia más alta de consumo en el último año. La cocaína sigue siendo la segunda droga ilegal más consumida en Europa después del cannabis. La cocaína es ya la droga consumida por el 25% de los que inician por primera vez un tratamiento de ese tipo. El consumo de cocaína es particularmente elevado entre los varones jóvenes (15-34 años). Se pueden diferenciar dos grupos: varones sin problemas de integración social que esnifan la droga; y consumidores marginados que consumen cocaína por vía parenteral o que consumen crack junto con otras sustancias. El consumo de heroína, sobre todo por vía parenteral, sigue siendo responsable de la mayor tasa de morbilidad y mortalidad relacionada con el consumo de drogas en la Unión Europea.

El consumo de todas las sustancias es más prevalente en hombres salvo para los hipnosedantes, en los que las mujeres presentan mayor prevalencia. El policonsumo es el patrón cada vez más prevalente en España, ya que el 50% de los consumidores de sustancias consumen dos o más drogas. El alcohol está presente en el 90% de los policonsumos.

Numerosos estudios epidemiológicos y clínicos coinciden en señalar que los trastornos por consumo de drogas tienen una estrecha relación con otros trastornos mentales, esquizofrenia, trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, trastornos de la personalidad, etc. La comorbilidad con trastornos del Eje I y II incrementa la probabilidad de problemas laborales, deterioro neuropsicológico, infección por VIH y hepatitis, disfunción social, violencia, encarcelamiento, pobreza, y pobre calidad de vida.

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