La extinción puede llevarse a cabo sólo después de que haya sido establecida una respuesta o una asociación utilizando condicionamiento pavloviano o instrumental. El objetivo es revertir los efectos de la adquisición, pero raramente se alcanza y en la mayoría resultan imposible. Fenómenos como la recuperación espontánea, la renovación y el restablecimiento muestran que la extinción no elimina lo que se aprendió de forma original.
Los estudios sobre devaluación del reforzador sugieren que la extinción no tiene virtualmente ningún impacto sobre las asociaciones E-C o R-C. Parece implicar el nuevo aprendizaje de una asociación E-R inhibitoria que se superpone a lo que se aprendió con anterioridad.
La inhibición surge de los efectos de la frustación y esta falta inesperada de recompensa es responsable de una serie de efectos “paradójicos” de la recompensa, incluyendo el efecto del reforzamiento parcial en la extinción.
El reforzamiento parcial o intermitente permite a los organismos aprender sobre la falta de recompensa de manera que les sirva para inmunizarse frente a los efectos de la extinción, como demuestra los estudios acerca del momento conductual.
La extinción implica la omisión del EI o reforzador. Por tanto, la extinción en condicionamiento clásico incluye presentaciones repetidas del estimulo condicionado por solo; la extinción en el condicionamiento instrumental implica no volver a presentar reforzador como una consecuencia de la respuesta instrumental. El resultado es que respuesta condicionada disminuye. La extinción no es lo contrario de la adquisición.
La extinción se produce por la omisión del EI que sigue a las presentaciones del EC o la omisión del reforzador que sigue a la respuesta instrumental. El olvido, por el contrario, es una disminución de la respuesta condicionada que se da por la ausencia prolongada de experiencia con el estimulo condicionado o con la respuesta instrumental.
La extinción no siempre funciona en la terapia de conducta, los avances sugieren que los fallos en la extinción reflejan las limitaciones normales de la misma. La extinción no revierte los efectos de la adquisición, en lugar de ello, implica el aprendizaje de algo nuevo que se superpone sobre lo que se aprendió antes (sin la perdida de lo que se aprendió anteriormente).
La extinción disminuye la tasa de respuesta e incrementa la variabilidad de respuesta, pero no altera de otro modo la estructura de la conducta.
Si un organismo está acostumbrado a recibir reforzamiento por una respuesta particular, puede trastornarse cuando no vuelve a entregar los reforzadores. Las reacción emocional inducida por la falta de un reforzador esperado se denomina frustación. La ausencia frustrante de recompensa proporciona energía a la conducta que en ocasiones puede ser lo suficietemente severa como para implicar reacciones agresivas.