Imagina por un momento la siguiente situación: al mirar por la ventana ves cómo el vecino sale a la calle, da unos cuantos pasos y se detiene tocándose el bolsillo; entonces da media vuelta y entra otra vez en su casa.
Seguro que entenderías el comportamiento de tu vecino, dándole una explicación sencilla.
Pues bien, esta habilidad es uno de los aspectos más significativos que parecen caracterizarnos como especie inteligente.
El origen y el desarrollo de esta psicología del sentido común es lo que se viene estudiando bajo el epígrafe de "Teoría de la mente" o TOM = Theory of Mind.
Se ha destacado su importancia en la psicología evolutiva. También parece ser crucial en el desarrollo del niño a partir de los dos años ya que se ha relacionado con la función cognitiva que surge en este periodo: la capacidad simbólica y de representación (juego simbólico), el lenguaje, el desarrollo moral o la metacognición.
Pero el contexto original en el que la TOM parece adquirir su principal sentido y utilidad es el de la comunicación e interacción social en el que ordinariamente nos desenvolvemos.
Antecedentes históricos
La perspectiva evolutiva: los estudios de Piaget
Los estudios de Piaget (1926) en torno a la representación del mundo en el niño. La evolución que Piaget encuentra supone el paso de un pensamiento “egocéntrico” a un pensamiento socializado que surgiría con las operaciones concretas hacia los siete años. El egocentrismo piagetiano supone que el niño no es capaz de situarse en la perspectiva cognitiva de los demás, ni siquiera de adoptar en el plano perceptivo el punto de vista de otro, como se ponía de manifiesto en la tarea de las tres montañas.
Otra manifestación característica se encuentra en el realismo de sus concepciones acerca de los distintos fenómenos mentales y que le lleva a atribuirles propiedades observables (confundir experiencias subjetivas, sueños, pensamientos, con la realidad).
La perspectiva etológica: el estudio de Premack y Woodruff
Los estudios modernos sobre la teoría de la mente se han originado en un estudio de Psicología Comparada. Se trata del estudio de Premack y Woodruff (1978) en el que trataban de averiguar si los chimpancés también desarrollan una teoría de la mente. Estos autores llegaron a la conclusión de que los chimpancés poseen cierta comprensión rudimentaria.
En este contexto, la formación de una TOM se ha relacionado con aspectos propiamente humanos: la autoconciencia, la capacidad de comunicación simbólica y más en concreto con el desarrollo de las capacidades generales de representación, especialmente con el juego simbólico o de ficción, relacionado con el desarrollo de capacidades metacognitivas.
El dato de mayor interés de esta teoría se encuentra en su carencia en algunas psicopatologías como la esquizofrenia y el autismo.
La perspectiva evolucionista
Inteligencia práctica e inteligencia social
Desde un punto de vista pragmático, la inteligencia practica (aptitud puramente cognitiva) parece que no sirve de nada si no se complementa con la inteligencia social. Esta inteligencia social puede ponerse al servicio de la cooperación, de la competición o del engaño, permitiendo actuar astutamente en función sólo de los propios intereses. Una de las principales manifestaciones de la inteligencia social es la capacidad para formar y utilizar convenientemente una teoría de la mente.
Nicholas Humphrey (1986) o Jolly (1966) defendían que el cerebro y la inteligencia humana han evolucionado primeramente para adaptarse a la creciente complejidad del medio social y responder a sus presiones. Las principales herramientas para esta adaptación serian: la propia conciencia, la capacidad de autoconciencia y la capacidad para formular y utilizar una teoría de la mente,odas ellas orientadas a proteger contra el engaño y a reforzar la cooperación.
Teoría de la mente frente a teoría de la conducta
El planteamiento que acabamos de hacer supone una inversión de la teoría evolucionista, puesto que prevalece la inteligencia social sobre la inteligencia práctica. Desde este punto vemos el valor adaptativo de la TOM y la presión selectiva que ha podido producirse sobre la inteligencia para adoptar atribuciones internas e intencionales como base de explicación de conducta.
Sin embargo, muchos comportamientos pueden explicarse a través de simples reglas conductuales (estímulos y respuestas, conductismo).
Teoría de la mente porque la explicación de la conducta que puede hacerse partiendo de la observación de los eventos externos, es muy limitada, ya que omite los factores que parecen resultar determinantes en la mayoría de las situaciones. Se necesita algo más que una mera teoría de la conducta, se necesita alguna concepción de las variables internas que permita conectar los estímulos y las respuestas, variables que normalmente identificamos como estados mentales. Estamos ante una habilidad que es mentalista.
Teoría de la mente: capacidad humana universal, que implica la comprensión de la propia mente y la de los demás, pudiendo ver más allá de la conducta externa observada.