Fase exploratoria
Antes de iniciar el estudio sistemático es recomendable dedicar una serie de sesiones a la fase exploratoria o pasiva, de carácter asistemático, que persigue la finalidad de acotar de forma precisa el objeto de estudio, disminuir o eliminar la reactividad del sujeto observado, incrementar el nivel de entrenamiento del observador, y recopilar un suficiente bagaje de información que permita adoptar con posterioridad y de forma motivada las decisiones precisas.
Durante esta fase se debe lograr un conocimiento detallado y una familiarización con la situación de observación.
Disposición previa
Antes del planteamiento del registro se deben materializar unos requisitos idóneos encaminados a facilitar la buena marcha del procedimiento, y que actúan como importante garantía para no cometer errores. Son los siguientes:
Mantenimiento de la constancia intersesional
Con el fin de garantizar el máximo de homogeneidad entre las diferentes sesiones de observación es imprescindible que se haya elaborado una relación de los requisitos mínimos que permiten caracterizar el perfil de las sesiones de observación que se ajustan al objetivo propuesto. Los criterios son variados (días, lugar, hora, actividad, entorno, etc.).
Mantenimiento de la constancia intrasesional
La constancia a lo largo de la sesión se rompe por un evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de la sesión de observación, que ocasiona a su vez una ruptura de la actividad. Se plantea si se puede aprovechar para su estudio el registro correspondiente a la parte de la sesión previa a este fin inesperado, adoptándose como criterio convencional positivo que en ella se cumpla la totalidad de las condiciones de constancia intersesional.
Tratamiento de las disrupciones temporales
Las disrupciones temporales consisten en un evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de una sesión de observación que ocasiona una interrupción de ésta, sin que se rompa el curso de la acción. La inobservabilidad pasajera que se genera se puede producir esencialmente por dos motivos: por hallarse momentáneamente el sujeto fuera del campo de observación o por causas técnicas.
Temporalización
Elaboración de un plan o agenda relativo a la sucesión de actividades a desarrollar a lo largo del proceso observacional: fase exploratoria, planteamiento del diseño de estudio, plan de muestreo observacional, elaboración del instrumento de observación, registro y obtención de parámetros, comprobación del control de calidad del dato, análisis de datos en función del diseño, interpretación de resultados y elaboración del informe.
Identificación de la sesión de observación
Aparte de datos identificativos de fecha y hora, se incluirá información relativa a los cuatro niveles básicos de todo contexto: entorno físico; actividad realizada; nivel social relativo al sujeto observado; e información de carácter institucional u organizativo.
Plan de muestreo observacional
El plan de muestreo nos permite planificar cuándo tenemos que observar para obtener el correspondiente registro. La situación óptima sería la de un registro continuo, equivalente a la totalidad de la realidad que queremos estudiar. Sin embargo, en muchas ocasiones no es posible. Así que conviene establecer dos niveles de muestreo, intersesional e intrasesional.
El nivel intersesional se establece a partir de adoptar una decisión acerca de: período de observación, periodicidad de las sesiones, número mínimo de sesiones, criterio de inicio de sesión y criterio de fin de sesión.
El nivel intrasesional se refiere a la información registrada dentro de cada sesión. Las diferentes posibilidades son:
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Registro continuo de toda la sesión: no se da muestreo intrasesional
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Muestreo de eventos: solo se registran determinados tipos de conductas o elementos.
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Muestreo temporal: la selección de la información se efectúa en función del tiempo real. Existen diversas modalidades: muestreo instantáneo o de puntos de tiempo, muestreo de intervalos total y muestreo de intervalos parcial.
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Muestreo focal: cuando se observan diversos sujetos, se reparte en partes iguales la duración de la sesión, y el muestreo se efectúa mediante rondas sucesivas de observación a cada uno de ellos.
Elaboración del instrumento
Dada la diversidad de las situaciones susceptibles de observación es necesario preparar instrumentos ad hoc para cada uno de los casos. Existen, como instrumentos básicos de la metodología observacional el sistema de categorías, el formato de campo, y de forma residual, las rating scales. El sistema de categorías es de mayor rango por su imprescindible soporte teórico, mientras que los formatos de campo constituyen un instrumento más flexible especialmente adecuado en situaciones empíricas de elevada complejidad.
Sistema de categorías
Se trata de una construcción del observador que permite disponer, en sentido figurado, de una especia de receptáculos o moldes elaborados a partir de la realidad, y de un marco teórico, y a los que se asignarán las conductas registradas. No sólo debe estudiarse la individualidad de cada una de las categorías, sino que es fundamental además la estructura de conjunto que forma el sistema.
El proceso es recurrente entre la realidad y el marco teórico. El punto de partida más recomendable es la elaboración de un repertorio o lista de rasgo de conducta. Para la correcta elaboración del instrumento, debe contarse con una presunción de exhaustividad, para lo que se requieren suficientes sesiones de observación y se fija una medida convencional, prueba de cautela, consistente en el establecimiento de un número mínimo de sesiones (al menos tres) sucesivas en las cuales no ocurra alguna nueva conducta distinta de las ya listadas.
El paso siguiente consiste en proponer unos criterios que permitan realizar agrupaciones por afinidad entre los rasgos de conducta y a las que se da una denominación provisional. A continuación se efectúa el visionado de nuevas sesiones, a la vez que se trata de asignar las conductas que nos interesan a las agrupaciones provisionales ya realizadas. Éste es el momento en que se analiza y revisa si existe un adecuado grado de homogeneidad entre las conductas registradas o si hay que modificar algo. Una vez realizadas las modificaciones, de nuevo se procede a visionar nuevas sesiones, asignando las conductas a la nueva propuesta de categorías, y así se va repitiendo el proceso de forma iterativa hasta que el conjunto de las categorías configura un sistema exhaustivo dentro del área o situación observada y mutuamente excluyente en cada una de las dimensiones o niveles implicados.
Un sistema de categorías debe ser exhaustivo y mutuamente excluyente. La exhaustividad se refiere a que cualquier comportamiento del ámbito considerado como objeto de estudio puede asignarse a una de las categorías. Y la mutua exclusividad significa el no solapamiento de las categorías que componen un sistema.
El sistema universal de notación de un sistema de categorías se expresa mediante A, B, C, D y E , siendo A, B, C, D y E los códigos de las respectivas categorías. No existe un límite en cuanto al número mínimo o máximo de categorías, aunque conviene tener presente que si hay muy pocas resulta un instrumento escasamente discriminativo, y si hay muchas se puede incurrir en errores de comisión (confusión entre ellas).
Las categorías tienen que definirse cuidadosamente, de forma que se contemplen todos sus matices y es recomendable que se acompañen con ejemplos y contraejemplos. Cada categoría consta del núcleo categorial, esencia básica de la categoría y del nivel de plasticidad o apertura, que se refiere al conjunto de las manifestaciones externas de las conductas asignadas a la misma categoría. Cuando no se produce ocurrencia de conducta, esta carencia deberá registrarse mediante la categoría formal Ø (conjunto vacío).
Dado que la elaboración de un sistema de categorías u otro no es única, sino que depende de quién lo elabore, los sistemas de categorías relativos a una determinada situación o comportamientos serán equivalentes si durante el proceso de categorización se adoptan los mismos criterios, pero se trata de una equivalencia en su conjunto, no categoría por categoría. Así tiene sentido la comparabilidad de dos o más sistemas de categorías.
Finalmente, debemos tener en cuenta la posibilidad de estructurar jerárquicamente un sistema de categorías, desde una mayor molaridad a una mayor molecularidad.
Formatos de campo
Su elaboración implica:
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Establecimiento de criterios o ejes del instrumento, fijados en función de los objetivos del estudio.
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Listado de conductas/situaciones (lista no cerrada, denominada catálogo) correspondientes a cada uno de los criterios, anotadas a partir de la información que proporcionó la fase exploratoria del estudio.
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Asignación de un sistema de codificación decimal a cada una de las conductas/situaciones anotadas que deriven de cada uno de los criterios, lo que permite desplegar cualquiera de ellos en un sistema jerárquico de orden inferior.
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Elaboración de la lista de configuraciones. La configuración es una unidad básica en el registro de formatos de campo, y consiste en el encadenado de códigos correspondientes a conductas simultáneas o concurrentes, el cual permitirá un registro exhaustivo del flujo de conducta, y una enorme facilitación para los análisis de datos posteriores.
Las configuraciones se rigen por los criterios sincrónico y diacrónico. Sincrónico, porque todos los códigos de cada configuración corresponden a conductas simultáneas, de forma que al modificarse uno o más códigos de una configuración, ello da lugar a la siguiente. El criterio diacrónico se apoya en la sucesión de configuraciones. Si en alguna configuración no corresponde registrar código de algún criterio, en su lugar se coloca Ø.
Combinación de formatos de campo y sistemas de categorías
Con frecuencia es recomendable anidar uno o más sistemas de categorías en uno o más de los criterios de los formatos de campo, de manera que la relación de conductas/situaciones que corresponden a este criterio serían las categorías que conforman el sistema, y así, son exhaustivas y mutuamente excluyentes a nivel intracriterio del formato de campo. Con esto logramos mantener la mayor flexibilidad de los formatos de campo a la vez que se incorporan unas categorías rígidas como desarrollo del criterio que lo precise.
Rating scale (escala de apreciación o escala de estimación)
Este instrumento de observación tiene un carácter residual debido al necesario registro de ordenación de un atributo o dimensión, que no siempre es posible ni fácil. Hay que contar con un importante riesgo de subjetividad en la mayoría de los casos. P. ej, una rating scale acerca del nivel de ejecución observada podría ser: mal, regular, bien.
Es muy importante la operativización de cada estimación, y que la distancia entre ellas debe ser constante. En muchas ocasiones no es posible determinarlo, y de ahí el carácter residual de este instrumento.
Registro y codificación
Las situaciones evaluativas son complejas. Así es relevante el planteamiento adecuado del registro.
Registrar implica recoger datos de la realidad y volcarlos a un soporte determinado (papel, magnético...). La transcripción de la realidad se realiza inicialmente mediante un registro descriptivo, que se irá descomponiendo en unidades de conducta para dar lugar a un registro semi-sistematizado. Este registro se deberá sistematizar progresivamente, a lo largo de una gradación con muchos eslabones intermedios, los cuales suele sucederse entre sí a medida que avanza el conocimiento del observador acerca de las conductas estudiadas y se acrecienta su rodaje específico.
La sistematización completa se logra mediante un sistema de códigos que pueden adoptar una estructura de cadena, modular, en cascada... Se puede llevar a cabo una codificación binaria o de un único tipo de elementos o bien una codificación simultánea de varios aspectos concurrentes, por lo que es posible elaborar una sintaxis completa de cualquier situación de observación, que alcanza un grado máximo de sistematización, sin requerir de ningún término descriptivo. En este caso conviene elaborar unas reglas de uso de los códigos.
La sistematización del registro y la construcción del instrumento son dos fases con orden intercambiable entre sí, se puede primero elaborar el instrumento y luego sistematizar el registro, o a la inversa. El avance tecnológico en los últimos años ha posibilitado el desarrollo de múltiples aplicaciones informáticas que permiten registrar toda conducta perceptible.
Métrica del registro u obtención de parámetros
Existen parámetros primarios y secundarios, los primarios básicos son: frecuencia u ocurrencia, orden y duración. La frecuencia consiste en un mero recuento de acciones u ocurrencias de conducta. Es el parámetro más débil, aunque ha sido tradicionalmente el más utilizado. El orden consiste en la explicitación de la secuencia de las distintas ocurrencias de conducta. Es portador de la información correspondiente a la frecuencia y de un plus de información que permite discriminar entre sesiones distintas que podrían aparecer como idénticas si sólo contempláramos el parámetro frecuencia. El parámetro frecuencia no es capaz de discriminar lo que sí diferencia el parámetro orden.
La duración es el parámetro del registro más consistente, y el que encierra mayor riqueza de información, ya que contiene la del orden y además la indicación del número de unidades convencionales de tiempo correspondientes a cada ocurrencia de conducta.
Control de la calidad del dato
Una vez realizada la recogida de datos, el observador debe tener la garantía necesaria sobre su calidad, y el más básico de los requisitos de control es la fiabilidad del registro observacional.
Un concepto fuertemente vinculado con el de fiabilidad es el de validez, consistente en conocer si estamos midiendo aquello que nos proponemos medir. Generalmente se ha supuesto que la concordancia entre observadores independientes refleja el tipo de consistencia necesaria para que un sistema de observación directa tenga validez, pero no es cierto, dado que los diferentes observadores pueden concordar en el error.
Dado que un instrumento es válido si mide lo que supone que mide, se ha llegado a argumentar que los registros de observación directa son obviamente válidos, dado que se descartan otros fuertemente influidos por la interpretación, como serían los autoinformes del profesional a quien le corresponde tomar decisiones críticas en el ámbito del acogimiento o adopción. Un instrumento de observación es fiable si tiene pocos errores de medida, si muestra estabilidad, consistencia y dependencia en las puntuaciones individuales de las características evaluadas.
Un concepto asociado a la fiabilidad es la precisión. Una medida es precisa si representa totalmente los rasgos de la conducta en cuestión, y la precisión se evalúa a través del grado de concordancia entre un observador y un estándar determinado. Entre los múltiples aspectos propios de la evaluación resulta obvio que existen una gran cantidad de factores que están incidiendo de forma diversa sobre las acciones que se ejecutan, es decir, si los datos observados son interpretables o si son el resultado de fluctuaciones aleatorias introducidas por el instrumento de observación empleado. Así, se han desarrollado dos formas cuantitativas básicas para hallar la fiabilidad de los datos observacionales: coeficientes de concordancia entre dos observadores y coeficientes de acuerdo, resueltos mediante la correlación.
Además es posible aplicar la teoría de la generalizabilidad cuando interesa integrar diferentes fuentes de variación en una estructura global. Existen muchos coeficientes que permiten controlar la calidad del dato. Además de las formas cuantitativas de control, cada vez la concordancia consensuada cuenta con mayor protagonismo. Se trata de lograr el acuerdo entre los observadores antes del registro, lo cual puede conseguirse siempre que se disponga de la grabación de la sesión. Presenta ventajas evidentes, y a la obtención de un registro único hay que añadirle un importante fortalecimiento del instrumento de observación.
Análisis de datos
El análisis de datos a efectuar depende del diseño observacional planteado. Una vez que se dispone del registro codificado y resulta satisfactorio el control de la calidad del dato, deben analizarse dichos datos. Cabe un análisis cualitativo del registro analizado, pero tenemos el riesgo de la subjetividad. De la fuerte polémica generada entre los partidarios de la opción de la metodología cualitativa frente a la metodología cuantitativa, emerge con fuerza la necesaria complementariedad entre ambas, que es la actualmente aceptada.
Precisamente la metodología observacional es la única que tiene un papel privilegiado de bisagra entre las opciones procedimentales cualitativa y cuantitativa. Cada uno de los ocho diseños observacionales sugiere determinados análisis de datos sin que se trate de una imposición restrictiva.