Conducta maternal de los roedores
Al igual que la selección natural favorece a los animales reproductivamente competentes, también favorece a los que cuidan de un modo adecuado a sus crías. Durante la gestación, las ratas y los ratones hembra construyen nidos. La forma que dan a esta estructura depende del material del que dispongan para construirlo. En el momento del parto la hembra comienza a palpar y a lamer el área alrededor de su vagina. Cuando una cría empieza a emerger, ayuda a las contracciones uterinas sacando a la cría con sus dientes.
Tras salir y limpiar a todas las crías, la madre las amamanta. Periódicamente la madre lame la región anogenital de las crías estimulando reflejos de micción y defecación. Además de limpiarlas, alimentarlas y purgarlas, un roedor hembra las recuperará si estas abandonan el nido o si son sacadas de él. Incluso la madre construirá un nuevo nido en otro lugar y trasladará a él su camada si las condiciones del viejo se vuelven desfavorables.
En condiciones normales, uno de los estímulos que induce a una rata a ocuparse de sus crías es el propio acto de parir. Los roedores hembra normalmente empiezan a cuidar sus crías tan pronto como nacen. Algunos de estos efectos están provocados por las hormonas prenatales, pero el paso de las crías por la vía del parto también estimula la conducta maternal.
Control hormonal de la conducta maternal
La mayoría de las conductas sexualmente dimorfas están controladas por los efectos organizadores y activadores de las hormonas sexuales. La conducta maternal sin embargo es algo diferentes: en primer lugar no hay pruebas de que intervengan los efectos organizadores de las hormonas (en condiciones apropiadas incluso los machos cuidarán a sus crías) y en segundo lugar, las hormonas afectan a la conducta maternal pero no la controlan.
Aunque las hormonas no son fundamentales para activar la conducta maternal, muchos aspectos de ella están facilitados por hormonas (la progesterona facilita la conducta de construcción del nido). Las hormonas que influyen en el interés de un roedor hembra por su camada son las que están presentes un poco antes del parto. En los vínculos de pareja participan la vasopresina y la oxitocina, y ésta segunda también participa en la formación de vínculos entre la madre y su prole.
Control neural de la conducta maternal
Las lesiones del APM alteran tanto la conducta de construcción del nido como el cuidado de las crías. Sin embargo la conducta sexual femenina no se alteraba.
La prolactina tiene un efecto estimulate de la conducta maternal actuando sobre receptores localizados en el área preóptica medial (APM). El olfato también tiene un papel importante en la sensibilización de la conducta maternal en las ratas. La sensibilización implica superar una aversión natural al olor de las crías, no sólo eso sino que además la rata se siente atraída por el olor y por sus crías.
Para una hembra lactante, la presencia de crías llega a ser muy reforzante y la potencia de otros estímulos que podrían distraerla de proporcionar cuidados parece haberse hecho más débil.
En un estudio con humanos, se vio un aumento de actividad en las regiones implicadas en el refuerzo y en las que tienen receptores de oxitocina y vasopresina; cuando las madres miraban fotografías de sus hijos.
Control neural de la conducta paternal
En la mayoría de las especies de mamíferos, es la madre quien cuida a los RN. Sin embargo en algunas cuantas especies de roedores, el macho comparte con la madre la tarea del cuidado de las crías. El cerebro de estos padres criadores muestra algunas diferencias interesantes respecto al de los padres no paternales de otras especies.
La liberación de vasopresina inducida por el apareamiento, facilita este proceso. El tamaño del APM que juega un papel primordial en la conducta maternal; muestra menor dimorfismo sexual en los ratones de campo monógamos que en los promiscuos.
Así pues, parece ser que el APM juega un papel similar en el control de la conducta parental tanto en machos como en hembras.