Se apela a una consideración multifactorial. La AAMR propone cuatro tipos de factores: biomédicos, sociales, comportamentales y educativos. Cada tipo de etiología debe ser localizada
en el tiempo y secuencia de aparición en la medida en que afecte a los padres de la persona con retraso mental, a la persona misma o a ambos tipos de personas (causalidad intergeneracional). Ramey demostraba que los bebés de madres con retraso mental presentaban un menor volumen de desarrollo a los 3 años, aunque este resultado puede remediarse mediante programas adecuados de estimulación precoz, por lo que la idea que se tenía hasta hace unos años de determinación genética irreversible en todos los casos (justificaba la esterilización de los retrasados) no debería ser promocionada.
Con la lógica del modelo multidimensional, las acciones preventivas sugieren análisis a nivel biomédico, social, comportamental y educativo tanto de padres de hijos con retraso mental como de personas con retraso mental que van a ser o son padres. A nivel biomédico la intervención se dirige a la detección de perturbaciones en distintas fases del desarrollo, así como el cuidado de la nutrición y la salud. La social posee como objetivos prioritarios la obtención de apoyos familiares y la evitación de abuso infantil. La acción comportamental va dirigida al logro de la aceptación del niño retrasado mental, evitación del empleo de sustancias psicoactivas y evitación de accidentes y ataques por parte de los demás. En la intervención preventiva educacional, en el caso del niño debe ocuparse prioritariamente de la estimulación precoz, la educación compensatoria y posteriormente el entrenamiento vocacional, la educación sexual y la preparación, en su caso, para la paternidad.
El progreso de los últimos años en el conocimiento del genoma humano ha modificado sustancialmente el nivel de los conocimientos que se tenían en el campo. Se han aislado hasta tres patrones de fenilcetonuria que se encuentran relacionados con ocho anomalías en los genes responsables, por lo que todo listado de causas biológicas es necesariamente provisional. Se diferencian:
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Causas prenatales: alteraciones cromosómicas: S. de Down; trastornos sindrómicos: distrofia muscular de Becker; trastornos evolutivos: hidrocefalia defectos en la formación cerebral, influencias ambientales como la ingestión de talidomida por la madre o ciertas enfermedades maternales como la varicela o la deficiencia de yodina fetal por hipotiroidismo materno.
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Causas perinatales: trastornos intrauterinos como anemia materna o eritoblastosis o edema materno.
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Causas posnatales: lesiones craneales como contusión o laceración cerebral, infecciones como las víricas persistentes, trastornos en la mielinización como la encefalomielitis aguda hemorrágica, trastornos degenerativos como la psicosis desintegradora, trastornos ganglionares basales como la necrosis estriatal familiar, leucodistrofias, trastornos esfingolipídicos como la deficiencia en esfingomielinasa, trastornos por crisis como la epilepsia, trastornos tóxico-metabólicos como las intoxicaciones, malnutrición, deprivación ambiental que puede estar conectada a abuso y malos tratos en la infancia, síndrome de hipoconexión.