La definición y clasificación de los trastornos de personalidad se presenta como "fruto" de un acuerdo tras una profunda revisión de la bibliografía publicada y la praxis profesional, aunque a nivel empírico se termina aceptando como una "solución de compromiso", una cierta nomenclatura que no se corresponde con los resultados que se obtienen.
Existen dos alternativas en la definición de personalidad. En la primera la personalidad se identifica como la parcela del funcionamiento personal que es resistente al cambio, se encuentra consolidada y posee una generalidad y coherencia de respuestas en distintos tiempos y contextos. Es la representada por Eysenck. En la segunda se habla de personalidad como aquello que identifica al ser humano individual a lo largo del ciclo vital, por lo que debe integrarse en un modelo de personalidad desde la reactividad situacional hasta el estilo de vida, las motivaciones, las creencias y concepciones del mundo. Es la representada por Royce. El sistema conceptual clasificatorio en lo referente a los trastornos de personalidad se sitúa en la primera opción, pero no es un modelo dimensional sino categorial.
Una nota de reflexión histórica y definiciones de los trastornos de personalidad
Existen aportaciones de 3 tradiciones teóricas. En cuanto a la caracterología médica, una edición avanzada de la obra de Kraepelin hacía referencia a la "personalidad autista" como antecedente de la demencia precoz. Por otra parte Kretschmer propuso un continuo racional que iba desde la esquizofrenia hasta la psicosis maníaco-depresiva con intervalos intermedios de "personalidades" más o menos patológicas. Y Jaspers afirma que los trastornos de personalidad no llegan a ser entidades nosológicas como las psicosis, pero que podían dar lugar a ellas. Eran indicadoras de ciertas alteraciones mentales.
Desde la psicodinámica, la tradición psicoanalítica defendía la existencia de una teoría de la personalidad y de la psicopatología en la que la perturbación de la evolución personal sería la fuente explicativa "responsable" de las alteraciones.
Y desde la fenomenología social se entendía la personalidad como "respuesta" ante las reacciones de los demás. Era entendida como el conjunto de papeles que un ser humano desempeña a lo largo de su vida y la perturbación se concibe como aquellos papeles que son perjudiciales para los demás. Por ello los trastornos de personalidad son concebidos como enfermedades o errores en el proceso de socialización dirigidos a la producción de daños hacia los demás.
Las 3 tradiciones tienden a coincidir con la definición del DSM-III en un intento de agrupar y/o alcanzar el mayor consenso posible. También se encuentra presente en la última adaptación DSM-IV-TR. La definición cubre los siguientes aspectos:
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Definición de personalidad a partir de los rasgos, entendidos como pautas duraderas de percibir, pensar y relacionarse con el ambiente y con uno mismo que se hacen patentes en un amplio margen de contextos personales y sociales. Se mantiene en el DSM-IV-TR.
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Propuesta de una tabla de equivalencias entre trastornos de la niñez y adolescencia y trastornos de la personalidad en los adultos. De ahí la afirmación de que las manifestaciones de los trastornos de personalidad son reconocibles generalmente en la adolescencia o incluso más temprano, y continúan a lo largo de la vida adulta. Curiosamente, esta "continuidad" no se encuentra recogida en los trastornos de la infancia y adolescencia.
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Características de los rasgos de personalidad para que adquieran el carácter de trastornos de la personalidad: que sean inflexibles y desadaptativos y que causen una perturbación funcional significativa o malestar subjetivo: sufrimiento personal, problemas laborales o problemas sociales.
En el DSM-IV-TR se acepta que cada uno de los “grupos” pueda ser tomado como “dimensiones que representan espectros de disfunción de personalidad sobre un continuo con los trastornos mentales del Eje I”
Tipos diferenciados en los sistemas de clasificación más difundidos en psicopatológia
Hay 3 grandes sistemas de clasificación para los trastornos de personalidad: la CIE-10 (OMS), la clasificación denominada Manual de estadístico y diagnóstico: DSM-III-R, DSM-IV y DSM-IV-TR y la propuesta de Millon que incluye un sistema multiaxial para los trastornos de personalidad, utilizada para la preparación del DSM-III-R y ha seguido elaborando para el DSM-IV-TR.
El DSM-IV-TR propone que existe un trastorno de personalidad cuando los rasgos de personalidad son inflexibles y desadaptativos. Previene a los usuarios del manual que la emisión de un diagnóstico de trastorno de personalidad sólo debe hacerse cuando esos rasgos sean típicos del funcionamiento del individuo a largo plazo y no se limiten a episodios concretos de alguna enfermedad. Los trastornos de personalidad se recogen en le eje II de su sistema pentaaxial junto a los trastornos del desarrollo. Se dividen en 3 grandes conglomerados que engloban 11 trastornos.
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Individuos raros y excéntricos: paranoide, esquizoide y esquizotípico.
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Personalidades erráticas, emocionales y teatrales: histriónicos, antisocial, narcisista y límite.
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Individuos temerosos con marcada ansiedad: dependiente, obsesivo-compulsivo, pasivo-agresivo y trastorno de evitación.
Existe un cuarto núcleo denominado mixto y atípico para aquellos casos que no se acomodan bien a ninguno de estos tres grupos.
Estos trastornos aparecían ya en el DSM-III. En la DSM-III-R se incorporan 2 nuevas categorías: la personalidad sádica, que se elimina en la versión de 1991 dirigida a preparar la 4ª edición, en la que se incorpora al trastorno sexual sadomasoquista y en la versión definitiva del DSM-IV no aparece el apéndice, y la personalidad autodestructiva, que desaparece del DSM-IV. En 1991 se propone incluir otras dos nuevas categorías: trastorno depresivo de la personalidad y trastorno negativista de la personalidad. Ambos trastornos desaparecen del apéndice en 1993 y se incluyen en la categoría de “no específicos” y en el DSM-IV-TR desaparece el t. negativista y es reemplazado por el pasivo-agresivo. En la versión quedarían 10 trastornos de la personalidad más una categoría de no especificado.
El DSM-IV-TR propone que se realicen diagnósticos politéticos: el clínico puede establecer diagnósticos utilizando diferentes combinaciones del conjunto de síntomas siempre que el número de los presentados sea de la mitad más 1 (excepto en la personalidad antisocial). Así, se establece el punto de corte a partir del cual se pasa de la normalidad a la anormalidad. Si presenta menos síntomas no será diagnosticado en el eje II, aunque pueda serlo en el Eje I. Este sistema de clasificación defiende la heterogeneidad de los sujetos que pertenecen a una categoría diagnóstica y establece con claridad dónde acaba la normalidad y dónde empieza la patología. Precisamente este punto está siendo muy criticado sobre todo por los partidarios de sistemas dimensionales y se están proponiendo criterios alternativos.
La CIE-10, sin aportar una definición concreta de qué es un trastorno de personalidad, separa lo que son:
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Trastornos específicos de la personalidad.
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Trastornos mixtos y otros trastornos de la personalidad.
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Transformaciones persistentes de la personalidad.
Todos tienen en común el tratarse de disposiciones duraderas y muy arraigadas en el ser humano, manifestándose como modalidades estables de respuesta a un amplio espectro de situaciones individuales y sociales.
Las diferencias entre específicos y mixtos son que los específicos incluyen trastornos graves del carácter constitutivo y de las tendencias comportamentales que afectan a diversos aspectos de la personalidad y que, casi siempre, se acompañan de alteraciones sociales y personales considerables. En cuanto a los mixtos se dan cuando se presentan características que no le permiten ser integrado dentro de una categoría completa.
Las diferencias entre específicos y transformaciones persistentes son que los específicos tienden a presentarse en la infancia y adolescencia, persistiendo durante la vida adulta, y las transformaciones se presentan durante la vida adulta como consecuencia de catástrofes, traumatismos, situaciones estresantes y han de mantenerse como cambios bien definidos y duraderos.
De esta forma, los 3 grupos quedan configurados así:
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Trastornos específicos: paranoide, esquizoide, esquizotípico, disocial, inestabilidad emocional de la personalidad, histriónico, narcisista, ansioso, dependiente, anacástico y "sin especificar".
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Trastornos mixtos: mixtos de la personalidad y variaciones problemáticas de la personalidad.
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Transformaciones persistentes de la personalidad: subsecuente a experiencias traumáticas, a enfermedades psiquiátricas, otras transformaciones y transformaciones de la personalidad sin especificar.
Sólo la primera categoría coincide con la consideración general de trastornos de la personalidad. Han de estar presentes al menos 3 de los síntomas característicos (la mitad en la mayoría de los casos). Se ha puesto un número delante de cada síntoma para que se pueda comparar con el DSM-IV-TR. Hay mucha coincidencia entre ambos sistemas, pero hay síntomas que no tienen contra partida clara tanto en uno como en el otro. En un estudio se ha encontrado gran discrepancia entre ambos. Esto sugiere que no deben ser utilizados como versiones alternativas de los mismos trastornos. La CIE-10 no aporta una gradación de la gravedad de los trastornos.
Trastornos de personalidad según la propuesta para el DSM-IV-TR
Paranoide:
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Desconfianza intrusiva y sospecha de los otros de manera que sus motivos son interpretados como malévolos. El comienzo se detecta en el comienzo de la fase adulta y se deben encontrar presentes al menos en cuatro de los siguientes contextos:
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Sospecha sin base suficiente que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar
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Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la amistad de los amigos y personas cercanas
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Le repugna confiar en los demás por un miedo incontrolable de que la información sea utilizada de manera maliciosa contra él/ella.
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Percibe significaciones ocultas o amenazantes en notas o sucesos benignos.
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Guarda rencor persistentemente como, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
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Percibe ataques a su carácter o a su reputación que no son aparentes para otros y reacciona con rapidez de manera colérica o de contraataque
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Sospechas recurrentes sin justificación en cuanto a la fidelidad de la pareja.
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Además no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una condición médica general.
Esquizoide:
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Pauta generalizada de indiferencia hacia las relaciones sociales y marco restringido de experiencia y expresión emocional en al menos cuatro síntomas que se presenta al menos en cuatro de los siguientes contextos:
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No se desea ni se disfruta las relaciones íntimas, lo que incluye ser parte de una familia.
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Casi siempre escoge actividades solitarias.
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Escaso o nulo interés sexual hacia otra persona.
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Le producen placer pocas actividades, si le produce placer alguno.
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Carece de amistades íntimas o confidentes a menos que sean familiares en primer grado.
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Parece indiferente a los halagos o críticas de los demás
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Muestra frialdad emocional, desapego o afectividad aplanada
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Esquizotìpico:
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Pauta generalizada de déficits en relaciones interpersonales y distorsiones cognitivas o perceptuales así como conductas excéntricas y que se presentan al menos en cinco de los siguientes contextos:
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Ideas de referencia
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Creencias inusuales o pensamiento mágico que influye en la conducta y es inconsistente con las normas subculturales (por ejemplo, supersticiones, creencia en la clarividencia, telepatía o en el sexto sentido; en niños y adolescentes, fantasías extrañas o preocupaciones)
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Experiencias perceptuales poco frecuentes, incluyendo ilusiones corporales.
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Pensamiento y habla poco usual (por ejemplo, vago, circunstancial, metafórico, sobreelaborado o estereotipado)
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Suspicacia o ideación paranoide
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Conducta o apariencia rara, excéntrica o peculiar
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Afecto constreñido o inapropiado
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Carencia de amigos o confidentes, que no sean familiares en primer grado
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Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiaridad y tiende a estar asociada con miedos paranoides más que con enjuiciamientos negativos sobre sí mismo.
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Antisocial:
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La característica esencial es un patrón intrusivo de desprecio y violación de los derechos de los demás que comienza en la infancia o principios de la adolescencia y continúa en la fase adulta. Se encuentran presentes al menos tres de los siguientes:
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fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, lo que se muestra por realización reiterada de actos que son motivo de detención.
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Falsedad, como se muestra en mentiras reiteradas, utilizar un alias o engaños a otros para su propio beneficio.
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Impulsividad o fracaso en planificar el futuro
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Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones a los demás.
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Desprecio temerario por su seguridad o la de los demás
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Irresponsabilidad consistente, como se muestra por el fracaso reiterado para mantener una conducta laboral o el honor en las obligaciones financieras.
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falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia a, o a racionalizar que ha hecho daño, ha maltratado o robado a otra persona.
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Trastorno límite de personalidad:
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La característica esencial es una pauta general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad y una notable impulsividad. Se presenta al menos en cinco de los contextos siguientes:
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Esfuerzos intensos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que aparecen más adelante.
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Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
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Trastorno de identidad: autoimagen o sentido de sí mismo marcado y persistente.
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Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se encuentran más adelante.
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Conducta suicida recurrente, gestos o amenazas o conducta automutiladora.
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Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)
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Sentimientos crónicos de vacío.
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Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de ira, enfado constante, ataques físicos recurrentes).
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Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
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Histrionico:
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Presenta una pauta de emocionalidad y de búsqueda de atención exageradas. Deben encontrarse al menos en cinco de los siguientes contextos:
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No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención.
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La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador.
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Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
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Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
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Tiene una forma de hablar excesivamente impresionista y carente de detalles.
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Autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
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Es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias.
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Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.
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Narcisista:
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Pauta generalizada de grandiosidad, necesidad de ser admirado y falta de empatía que comienza al principio de la fase adulta, que se encuentra presente en al menos cinco de los siguientes contextos:
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Tiene un grandioso sentido de autoimportancia (p. ej., exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
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Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
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Cree que es "especial" y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
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Exige una admiración excesiva.
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Tiene sentido de tener derecho, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
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Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
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Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
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Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
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Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.
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Trastorno de la personalidad por evitación:
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La característica esencial es un patrón general de inhibición social, sentimientos de inadecuación e hipersensibilidad a una valoración negativa por parte de los demás. Se encuentra presente en al menos cuatro de los siguientes contextos:
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Evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a las críticas, la desaprobación o el rechazo.
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Es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar.
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Demuestra restricciones en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado.
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Está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales.
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Está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.
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Se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás.
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Es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido a que pueden ser comprometedoras.
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Trastorno de la personalidad por dependencia:
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Necesidad profunda y generalizada de que cuiden de él/ella, lo que lleva a una conducta de sumisión, quejas y miedos de separación. Se encuentra presente en al menos cinco de los siguientes contextos:
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Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.
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Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
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Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Nota: No se incluyen los miedos realistas de cobro de salario.
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Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía).
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Gasta un tiempo excesivo en obtener cuidado y apoyo de los demás, hasta el punto de hacer voluntariamente cosas que le son desagradables.
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Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo.
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Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.
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Está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
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Obsesivo-compulsivo:
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La característica esencial es una preocupación con el orden, perfeccionismo y control mental e interpersonal a costa de la flexibilidad, apertura y eficiencia. Debe estar presente en, al menos, cinco de los siguientes contextos:
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Preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad.
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Perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (p. ej., es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas).
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Dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no atribuible a necesidades económicas evidentes).
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Excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores (no atribuible a la identificación con la cultura o la religión).
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Incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental.
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Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas.
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Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras.
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Muestra rigidez y obstinación.
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Criterios de investigación para Trastornos depresivo de la personalidad:
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Resulta esencial un patrón generalizado de cogniciones y conductas depresivas que comienzan en la primera fase adulta y se presentan al menos en cinco contextos de los siguientes:
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Estado de ánimo usualmente dominado por desánimo, tristeza, descuido, falta de alegría, infelicidad
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El concepto de sí mismo está centrado en creencias de inadecuación, falta de valor y baja autoestima
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Es crítico con autorreproches y despectivo de sí mismo
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Siniestro y dado a quejarse
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Negativista, crítico y juez de los demás
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Pesimista
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Tiende a sentirse culpable y con remordimientos
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Criterios de investigación para Trastornos de personalidad pasivo-agresivo:
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Presenta un patrón de actitudes negativas y resistencia pasiva a las demandas de una realización adecuada. Se presenta en, al menos, cuatro de los siguientes contextos:
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Se resiste pasivamente a cumplimentar las tareas rutinarias sociales y laborales
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Se queja de ser mal comprendido y no apreciado por los demás
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Es malhumorado y discutidor
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Critica de manera no razonable y rechaza la autoridad
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Expresa envidia y resentimiento hacia aquellos aparentemente más afortunados
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Expresa de manera exagerada y persistente quejas de mala suerte personal
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Presenta alternancias entre desafío hostil y pedir perdón
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Para Millon, desde un punto de vista teórico de aprendizaje biosocial la personalidad se compone de categorías o pautas de afrontamiento al medio aprendidas, que son formas complejas y estables de manejarse en el entorno y que conllevan conductas instrumentales mediante las cuales los individuos logran refuerzos y evitan castigos. Por este motivo, organiza los trastornos de la personalidad, además de por la gravedad que suponen, según la naturaleza del refuerzo (positivo y negativo), por la fuente del refuerzo (uno mismo y los demás) y por las conductas instrumentales para conseguir los refuerzos (estrategias de afrontamiento pasivas y estrategias activas). De esta forma obtiene ocho tipos de personalidades anómalas y tres variantes de éstas:
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Gravedad leve-ligera: histriónico, dependiente, antisocial y narcisista.
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Gravedad intermedia: pasivo-agresivo, obsesivo-compulsivo, evitador y esquizoide.
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Gravedad alta: esquizotípico (variante de evitador y esquizoide), límite (variante de histriónico, dependiente, pasivo-agresivo y obsesivo-compulsivo) y paranoide (variante de antisocial y narcisista, y en algunos casos de pasivo-agresivo y obsesivo-compulsivo).
Las 11 alteraciones comparten 3 características: una gran inflexibilidad que limita las oportunidades de aprender nuevas conductas, frecuente existencia de acciones que fomentan círculos viciosos y gran fragilidad emocional ante situaciones de estrés.
Millon y Everly aportan descripciones mucho más completas siguiendo siempre un mismo esquema:
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Conducta observable del individuo, cómo aparece el individuo ante los demás.
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Conducta interpersonal, cómo interactúa ante los demás.
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Estilo cognitivo, formas de procesar el pensamiento.
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Cómo muestra las emociones.
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Cuál es la percepción de sí mismo.
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Cuáles son los mecanismos de defensa primarios que se están utilizando.
El sistema de clasificación de Millon, en lo que se refiere a la recogida y organización de la información, es más rico y completo que los otros 2 sistemas, aunque con una orientación teórica discutible y con graves ausencias y confusiones. Actualmente se acepta la existencia de 10-11 trastornos de la personalidad en los sistemas de clasificación categorial. La preferencia de uno u otro parece determinada por la pertenencia a un continente o a otro, excepto los españoles que parecen utilizar el DSM-IV-TR.
Clasificación de los trastornos de personalidad según Millon y Everly
Trastorno de la personalidad de tipo independiente:
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Trastorno antisocial de la personalidad: ambición, persistencia, conducta dirigida hacia un objetivo, aparente necesidad de control del ambiente, dificultad en confiar en las habilidades de los demás
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Trastorno narcisista de la personalidad: sobrevaloración de importancia personal, dirección de afectos hacia uno mismo más que hacia los demás, se espera que los demás reconozcan el valor único y especial
Trastorno de la personalidad por dependencia:
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Trastorno histriónico de la personalidad: conducta excesivamente dramática, exagerada y afectivamente lábil y relaciones interpersonales abiertamente disfuncionales caracterizadas por inmadurez, seducción y manipulación obvia.
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Trastorno de personalidad por dependencia: docilidad, sensación de falta de ayuda, de apoyo y de reafirmación, poca autoestima, sentimientos de inferioridad, y se prefiere abdicar la propia responsabilidad y el propio control en los demás, subordinación de los deseos propios a los de los demás. Estando solo, se ve impotente para desarrollar un modo de vida constructivo
Trastorno de la personalidad por ambivalencia:
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Trastorno de la personalidad pasivo-agresivo: personalidad negativista, tendencia a ser oposicionista, no complaciente, malhumorado, pesimista y crónicamente quejoso. Tendencia a estar descontento con facilidad y a desmoralizar a los demás. Las propias acciones a menudo sirven para obstruir los esfuerzos y placeres de los que le rodean.
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Trastorno compulsivo de la personalidad: se ahoga la ambivalencia en un mar de conformidad, supersumixión y un comportamiento hiperrígido. Se es normativo. Se es tan inflexible que lleva a indecisión y conformidad, temeroso del más pequeño error o desviación de la norma.
Trastorno de la personalidad por desvinculaciòn:
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Trastorno de la personalidad por evitación:
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Leve: sentimiento de aislamiento y soledad combinados con temor al rechazo y la humillación interpersonal.
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Grave: hipersensibilidad no solo a la humillación, sino también a la vergüenza, se es reacio a entrar en relaciones interpersonales. Muy pobre autoestima.
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Trastorno esquizoide de la personalidad:
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Leve: se trabaja calladamente y rara vez se atrae la atención de los que le rodean. Se orienta la atención y capacidad hacia intereses que no demandan contacto interpersonal. Asocial, pobre respuesta a prácticamente cualquier tipo de estimulación.
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Grave: se aparece emocionalmente frío, indiferente a la interacción interpersonal y se tienen pocos o ningún amigo cercano. Excesiva ensoñación y elaboradas fantasías.
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Trastornos de la personalidad mas graves:
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Trastorno esquizotípico de la personalidad:
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Conducta errática. Se prefiere el aislamiento social y se pueden llevar a cabo actividades extrañas para los demás. Vida de aislamiento interpersonal. Estilo cognitivo rumiador y autístico. Afecto deficiente y disarmónico. Frecuentemente se considera a uno mismo como desamparado y con falta de sentido en la vida, o en casos más graves, un se ve vacío.
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Trastorno límite de la personalidad:
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Conducta aparentemente caprichosa y labilidad del estado de ánimo. Se aparece impulsivo, con crisis inesperadas y espontáneas. Conducta errática. Se experimenta conflicto entre las propias necesidades de dependencia y la gran capacidad de individualismo. Trastornos de identidad.
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Trastorno paranoide de la personalidad:
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Desconfianza en los demás junto con deseo de no tener relaciones personales íntimas en las que se pueda perder poder, independencia y autocontrol. Suspicacia, resentimiento y hostilidad. Se responde con ira a lo que se asemeje al ridículo, decepción, desprecio o desconsideración.
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Evaluación
Para poder evaluar las característcas de los individuos y establecer un diagnóstico de personalidad, se han gestado, desde los propios sistemas de clasificación categorial, entrevistas estucturadas y semiestructuradas, autoinformes e instrumentos para ocoger información de terceras perdonas acerca de la persona a evaluar.
La entrevista más utilizada es la gestada a partir del DSM, l SCID, compuesta por 123 cuestiones que cubren 103 criterios para diagnosticar los 11 trastornos, más la personalidad autodestructiva propuesta en el apéndice del DSM-III-R, pero no la sádica.
Los autoinformes más utilizados son, el Sixteen Personality Factors y el Minnessota Multiphasic Personality Inventory, de Hathaway y McKinley, o versiones especiales compuestas por algunas escalas concretas que miden los 11 trastornos de personalidad. Los cuestionarios más utilizados son ell el MCMI del que hay dos versiones:
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La primera se compone de 175 ítems para medir 20 escalas que incluyen los 11 trastornos del DSM-III y nueve síndromes clínicos del eje I del mismo manual.
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La segunda versión pretende establecer la escritura y la validez externa de la personalidad sádica y la personalidad autodestructiva.
Finalmente se recomienda que la evaluación se complemente con la información de terceras persona, por lo que debe utilizarse escalas de clasificación. Un ejemplo el Personality Assessment de Tyrer y Alexandrer. Esta prueba utiliza 14 rasgos para evaluar los trastornos de personalidad mediante una pregunta generl sobre cada rasgo, y algunas preguntas adicionales que se plantean al paciente y otra al familiar. Para cada pregunta en general se dan 2 puntuaciones en función de la respuesta que se da en una escala tipo Likert donde el clínico tiene la competencia de adcribir una puntuación dentro de un rango. Finalmente se obtiene la puntuación para cada uno de los trece trastornos de personalidad que se propone.
Los trastornos y sus rasgos característicos son:
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Sociopatía: irritabilidad, impulsividad, agresión, crueldad e irresponsabilidad.
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Pasivo dependiente: ansiedad, vulnerabilidad, puerilidad, falta de recursos y dependencia.
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Anancástico: introspección, sensibilidad, diligencia-escrupulosidad, rigidez e hipocondría.
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Esquizoide: suspicacia, introspección, timidez-vergüenza, frialdad-reserva y excentricidad.
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Explosivo: irritabilidad, impulsividad, agresión e irresponsabilidad.
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Agresivo-sensitivo:suspicacia, sensibilidad, irritabilidad y agresión.
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Histriónico: labilidad, vulnerabilidad, puerilidad y dependencia.
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Asténico: ansiedad, sensibilidad, falta de recursos y sumisión.
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Ansioso: ansiedad, timidez-vergüenza, sumisión y diligencia-escrupulosidad.
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Paranóide: ansiedad, suspicacia, sensibilidad y vulnerabilidad.
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Hipocondríaco: ansiedad, dependencia. diligencia-escrupulosidad e hipocondría.
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Distímico: falta de valor, timidez-vergüenza, frialdad-reserva y diligencia-escrupulosidad.
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Evitador: ansiedad, introspección, timidez y vulnerabilidad.