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El tratamiento de los problemas cotidianos del comportamiento infantil que proponemos a continuación se basa en el «Programa EDUCA. Escuela de padres. Educación positiva para enseñar a tus hijos», elaborado por Díaz-Sibaja, Comeche y Díaz-García (2009). Este programa ha sido diseñado para el tratamiento de la desobediencia y de los problemas cotidianos de conducta en niños de 2 a 12 años. En la actualidad también se está utilizando como un componente más de programas de intervención más específicos para otros trastornos, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastornos del comportamiento perturbador y trastornos generalizados del desarrollo.

Este protocolo de intervención ha sido delineado para su aplicación en grupo, no obstante, puede ser una guía útil para la intervención individual. A lo largo del programa, las sesiones de contacto terapéutico se complementan con la lectura de un manual de trabajo y la realización diaria de las actividades propuestas en él (Díaz-Sibaja, Comeche y Díaz-García, 2009). Dicho manual tiene como objetivo guiar la intervención del terapeuta y facilitar a los padres el desarrollo de sus funciones educativas. No obstante, es importante señalar que este manual no es un recetario con el que encontrar la técnica para solucionar un problema concreto. La mediación del terapeuta suele ser necesaria para adaptar el procedimiento a las circunstancias y necesidades del caso particular.

Los objetivos generales del programa de escuela de padres son:

  • Transmitir a los padres la importancia de las pautas de crianza sobre el comportamiento presente y futuro de su hijo.
  • Conocer y detectar los problemas de comportamiento más frecuentes.
  • Prevenir el desarrollo de los trastornos de conducta.
  • Aprender una serie de estrategias para solucionar los problemas que puedan presentarse en relación a sus hijos.

El buen funcionamiento del grupo de trabajo requiere cierta homogeneidad entre los participantes (nivel sociocultural, económico) que facilite la comunicación e interacción entre ellos; así mismo, es importante no formar un grupo demasiado numeroso que dificulte su manejo (un máximo de 16 personas permite cubrir estos objetivos). Además, deberá descartarse la participación de padres cuyos hijos presenten problemas de conducta de mayor relevancia, pues este tipo de problemas requiere, al menos inicialmente, un tratamiento individualizado. Es aconsejable que asistan al grupo tanto los padres como las madres, pues de este modo, se facilita el compromiso de ambos miembros de la pareja en la educación de sus hijos y resulta más enriquecedor porque se fomenta el debate, la reflexión y la puesta en común de los distintos puntos de vista que pudieran surgir entre ellos.

El desarrollo del programa puede realizarse con la participación de un solo terapeuta, aunque la presencia de un coterapeuta facilita la explicación y modelado de las estrategias, así como la organización y funcionamiento de la dinámica grupal. El programa consta de 9 sesiones de dos horas de duración y periodicidad semanal, que se agrupan en dos grandes bloques:

  1. 1. En el primer bloque, que recoge las tres primeras sesiones, se tratan algunos aspectos teóricos y metodológicos que persiguen el objetivo de fomentar en los padres un cambio de actitud hacia una perspectiva más positiva y más constructiva de la educación.
  2. 2. En el segundo bloque (las seis siguientes sesiones) se proporciona a los integrantes del grupo el conocimiento de una serie de estrategias, basadas en el modelo de modificación de conducta, que les permitirá:
    1. enseñar al niño una serie de comportamientos, cuando éste no sepa hacerlos;
    2. fomentar el buen comportamiento del niño, cuando sabe ponerlo en práctica y lo hace bien;
    3. eliminar los comportamientos inadecuados; y
    4. motivar al niño a realizar una serie de conductas que sí sabe hacer, pero que todavía no realiza asiduamente.

La estructura de cada una de las sesiones comprende los siguientes aspectos:

  • Revisión de las tareas de la semana, que servirá para repasar los aspectos más importantes de la sesión anterior y para motivar la puesta en práctica de las estrategias aprendidas.
  • Objetivos de la sesión. Se describe qué es lo que se pretende conseguir con el aprendizaje y la puesta en práctica de lo aprendido en cada sesión.
  • Información y contenidos teóricos. Se explica a los padres los contenidos teóricos de las distintas técnicas o habilidades.
  • Ejercicio práctico o de reflexión. Se propone una serie de ejercicios para reflexionar o poner en práctica las estrategias enseñadas, con el fin de mejorar su comprensión y aprendizaje.
  • Tareas de la semana. Cada sesión finaliza con la propuesta de tareas para realizar durante la semana. La mejor forma de aprender es mediante la práctica, por lo que se propone una serie de ejercicios que facilite la consolidación de lo aprendido.
  • Lectura del capítulo del manual que se corresponde con la sesión.

A continuación, se describe brevemente el contenido de cada una de las sesiones, así como algunas de las consideraciones prácticas a tener en cuenta para su correcta aplicación.

La primera sesión, que lleva por título «Presentación de escuela de padres», es una sesión introductoria, en la que se pretende, por un lado, fomentar el conocimiento mutuo de los integrantes del grupo mediante «dinámicas rompehielo o de conocimiento» y, por otro lado, explicar detenidamente en qué consiste el programa, los objetivos que persigue, el contenido de cada una de las sesiones y el procedimiento de aprendizaje. Asimismo, cuenta con un último apartado en el que se realiza un ejercicio de reflexión que permite a los padres analizar los comportamientos que realiza su hijo al cabo del día (en función de su edad o nivel de desarrollo evolutivo) y marcarse unos objetivos de intervención.

La segunda sesión, que se titula «Actitud positiva para ser padres. Educación positiva», tiene como objetivos específicos:

  1. definir el concepto de educación, para que todos los padres sepan qué es exactamente educar;
  2. desmantelar las falsas creencias y las actitudes negativas relacionadas con la educación;
  3. promover un cambio de actitud hacia un tipo de educación más positiva; y
  4. proporcionar información acerca de los pilares básicos en los que se sustenta la educación positiva.

Partiendo de la definición de «educación», se describen las creencias o actitudes negativas y positivas que los padres pueden tener acerca del proceso educativo y se analiza la influencia de dichas creencias en el cambio de actitud hacia una perspectiva educativa más positiva.

La tercera sesión persigue el objetivo de proporcionar un marco teórico de actuación, es decir, enseñar los conocimientos básicos del modelo de modificación de conducta, lo que permitirá utilizar de manera más eficaz las distintas estrategias de intervención que los padres aprenderán en el transcurso del programa. Al finalizar la sesión los padres sabrán por qué se comporta su hijo como lo hace y la forma de describir sus comportamientos operativamente, lo que facilitará, en gran medida, la elección de las conductas objetivo y el proceso de intervención posterior.

La cuarta sesión lleva por título «Los instrumentos imprescindibles». Los objetivos de esta sesión son:

  1. enseñar la manera de favorecer la realización de una conducta a través de las peticiones u órdenes;
  2. explicar el uso de los reforzadores y describir los diferentes tipos que existen;
  3. dotar a los padres de una serie de estrategias que favorezcan el buen comportamiento de sus hijos, lo que se denomina «catalizadores educativos». Estas estrategias se consideran básicas, ya que se pueden utilizar en todo momento y como base de cualquiera de los procedimientos de intervención que se enseñan posteriormente, tanto para las técnicas de adquisición de conductas como para las que pretenden eliminar o disminuir los comportamientos inadecuados.

Las técnicas que se describen en esta sesión son: «las órdenes», «los reforzadores» y «los catalizadores educativos».

Los catalizadores educativos son todo ese conjunto de cosas que los adultos podemos realizar para facilitar o predisponer el buen comportamiento del niño.

A continuación se describen algunos de los catalizadores educativos más eficaces, como, por ejemplo:

  1. El establecimiento de unas normas claras, bien definidas (descritas operativamente) y ajustadas a las capacidades y a la edad del niño.
  2. Las instrucciones, la planificación de actividades supervisadas o la presentación de los refuerzos que podrá ganar si se comporta de manera adecuada.
  3. Enseñar y acostumbrar a los niños a pedir permiso para hacer las cosas. De este modo se gana tiempo y se podrá negar la realización de los malos comportamientos e instruirle en el caso de que sean adecuados.
  4. La prevención de las situaciones de riesgo. Si se conoce de antemano que el menor suele portarse mal en una determinada situación, se podrá prevenir recordándole con antelación qué es lo que tiene que hacer y las consecuencias que tendrá con ello.
  5. Enseñar conductas alternativas a las inadecuadas y reforzar todas aquellas que resulten incompatibles con éstas, mediante la creación de hábitos o rutinas y la felicitación y el registro de las mismas.
  6. Utilización de los refuerzos indirectos, que consiste en hacer comentarios o alabanzas, entre la pareja o a otras personas, acerca de los buenos comportamientos que está realizando el menor, pero haciendo como si no supiésemos que el niño nos está escuchando.

La quinta sesión se titula «Cuando el niño no sabe, ¿Quién le enseñara?». La elección de este título se hizo en base a varios motivos. En primer lugar, el título es indicativo de que partimos de la premisa de que los niños no lo saben todo, y que, en muchas ocasiones, un problema de comportamiento no se debe a la falta de voluntad o a una actitud negativista por parte del menor, sino, más bien, al desconocimiento o a la falta de recursos conductuales. En segundo lugar, el título también hace referencia a que el niño no podrá aprender si no es ayudado por alguien, por lo que, mediante la pregunta «¿quién le enseñará?», se solicita un responsable que asuma el rol de educador. En esta sesión se enseñará a los padres dos procedimientos para facilitar la adquisición de conductas, con las que podrán enseñar a su hijo aquellos comportamientos que todavía no sabe hacer. Estas técnicas son: el modelado («papa y mamá como modelos») y el encadenamiento («divide y vencerás»).

La sexta y séptima sesiones comparten el título «Cuando el comportamiento del niño es inadecuado, ¿quién le corregirá?». Todos somos conscientes y sabemos que los menores no siempre se comportan bien o de manera adecuada a las demandas del contexto. De hecho, lo consideramos algo completamente normal.

No obstante, ya sea porque el niño no sabe comportarse de manera adecuada en ese contexto, o porque, aun sabiendo, no lo hace, también debería resultar completamente normal que alguno de los adultos que rodean al menor le enseñara a comportarse bien o que le corrigiera cuando no lo hace adecuadamente. Por este motivo, el objetivo de estas dos sesiones es el de enseñar a los padres una serie de estrategias que les permita disminuir o eliminar aquellas conductas que son consideradas como inadecuadas, ya que dificultan el desarrollo de comportamientos adaptativos y normalizados para la edad del niño. En la sexta sesión se enseñan estrategias de reducción o eliminación de conductas basadas en el reforzamiento positivo (la retirada de atención, el refuerzo diferencial de otras conductas, el refuerzo diferencial de conductas incompatibles, la saciación y la sobrecorrección), y en la séptima sesión aquellas otras consideradas más aversivas y basadas en el castigo (las reprimendas, el coste de respuesta, el tiempo fuera y el castigo). Es importante señalar que la aplicación de las estrategias para reducir o eliminar conductas deberá ir siempre acompañada o combinada con estrategias de adquisición o mantenimiento de comportamientos adecuados.

La octava sesión lleva por título «Cuando el niño sabe y no lo hace, ¿quién le motivará?, y en el transcurso de la misma se enseña a los padres 3 estrategias que sirven para motivar el comportamiento adecuado de los menores. Estas técnicas son «una ficha, una partida», «economía de fichas» y «contrato conductual». No obstante, cabe decir que estas técnicas no sólo sirven para motivar el comportamiento, sino que también podrán ser utilizadas como estrategias de adquisición, mantenimiento, incremento, reducción o eliminación de distintas conductas. La economía de fichas y el contrato conductual son estrategias sobradamente conocidas, por lo que nos limitaremos a comentar brevemente el procedimiento que hemos denominado «una ficha, una partida».

Esta técnica consiste en proporcionar al niño un determinado premio material o de actividad (la partida) siempre y cuando haya hecho la conducta que queremos que realice (la ficha). Los pasos a seguir para utilizar esta estrategia de manera adecuada son:

  1. Definir clara y operativamente la conducta que queremos que realice el niño.
  2. Elegir el refuerzo que proporcionaremos inmediatamente después de la realización de la conducta, sin demorar su entrega.
  3. Explicar detenidamente al niño y a todos los adultos que se relacionan con él las condiciones de la técnica.
  4. Si no se realiza la conducta, no se proporcionará el premio bajo ningún concepto, se ponga como se ponga el niño. Si fuera necesario, se combinará esta estrategia con las de reducción o eliminación de conductas.
  5. En el caso de la realización de la conducta, se reforzará socialmente y se entregará el premio acordado. No obstante, es importante distinguir entre la realización de la conducta y el modo de realizarla, es decir, no será lo mismo que el niño haga su cama sin protestar que la haga chillando, gritando o de malos modos. Por este motivo, es importante hacer esa distinción cuando se negocie con el menor el refuerzo que obtendrá.

Algunos ejemplos de la aplicación de esta técnica son: «Cuando te comas el plato de comida que te ha servido mamá» (la ficha), «te daré el yogurt de fresa que tanto te gusta» (la partida); «Cuando hagas los deberes» (la ficha), «podrás ir al entrenamiento de baloncesto» (la partida); «Cuando te cepilles los dientes, podrás poner la televisión»; «Cuando recojas tu habitación, podrás jugar a la play».

Los Cuadros 2 y 3 presentan un esquema de utilización de la economía de fichas y un modelo de contrato conductual.

La última sesión tiene que ser algo más que un mero resumen de todo lo aprendido en el transcurso del programa. El objetivo es concienciar a los padres de que poseen un procedimiento que les servirá de guía para avanzar desde que se plantea el problema hasta que se decide sobre qué estrategia utilizar.

De este modo, integrando los conocimientos adquiridos en las sesiones anteriores, se propone un breve plan de acción en el que se describen los pasos a seguir cuando se plantea un conflicto.


Cuadro 2. Esquema de utilización de la economía de fichas

Lista de Premios
Frecuencia Premios Precio
Diaria

Ver la tele

Ir a la calle

Jugar con juguetes

Yogurt

Papá o Mamá lee cuento

2 puntos la hora

4 puntos

2 puntos la hora

2 puntos

4 puntos

Cada 2 o 3 días

Entrenamiento baloncesto

Chucherías

Jugar en casa con amigo

6 puntos

6 puntos

6 puntos

Semanalmente

Play

Ir al parque

Bicicleta

Peli de vídeo

14 puntos

14 puntos

14 puntos

14 puntos

Quincenalmente

McDonald

Campo

30 puntos

30 puntos

Mensualmente Cine 60 puntos
De vez en cuando

Camiseta

Zapatillas de deporte

Parque acuático

120 puntos

300 puntos

350 puntos

Puntos diarios: nº de premios x 2 = 18 x 2 = 36 puntos
Lista de Conductas
Conducta Operativizar Gana
Ordenar habitación

Hacer la cama

Ropa limpia en armario

Ropa sucia en cesto

Zapatos en zapatero

Juguetes en cajón

Abrigo y maleta en perchero

2

1

1

1

1

2

Hacer los deberes

De 3:30 a 5 de la tarde

En habitación

Sin levantarse, salvo descanso de 5 minutos

Termina la tarea, bien hecha en el tiempo

Total: 10 puntos
Asearse

Cepillarse los dientes después:

Desayuno

Comida

Cena

Ducha a las 8 sin quejas

1

1

1

5

No pegarse con el hermano

Jugar juntos

No insultos

No llantos

No agresión

Total: 10 puntos
Total de puntos diarios: 36 puntos

Cuadro 3. Ejemplo de contrato conductual

En la reunión celebrada el día 25 de Febrero del 2002 entre JUAN MANUEL, su madre y su profesor, se decidió de mutuo acuerdo llevar a cabo los comportamientos que se especifican en este contrato conductual. Este contrato se resume en los siguientes compromisos:

Juan Manuel se compromete a hacer los deberes todos los días, después de comer.

En el caso de que tuviese alguna duda, o no supiese cómo hacer un determinado ejercicio le podrá pedir ayuda a su madre.

Haciendo esto, Juan Manuel obtendrá el beneficio de poder ver la Teleserie de por la noche.

Juan Manuel se compromete a cumplir su horario de estudio de Lunes a Viernes sin necesidad de recordárselo.

Cumpliendo el horario de lunes a miércoles obtendrá el beneficio de poder asistir al entrenamiento de fútbol del miércoles.

Cumpliendo el horario de jueves a viernes obtendrá el beneficio de poder asistir al entrenamiento del viernes.

Juan Manuel se compromete a no pelearse con sus compañeros de clase.

Si antes del recreo no se ha pegado con ningún niño, el profesor le dará 5 puntos que podrá luego cambiar por los refuerzos listados en su economía de fichas.

En el caso de que se haya metido en alguna pelea, se le castigará sin recreo.

Asimismo, si no se pelea desde el recreo hasta la salida del colegio, la madre le dará 20 céntimos, que se podrá gastar en lo que deseé por la tarde en el parque.

Este contrato se revisará en 15 días para realizar las modificaciones oportunas, en el caso de que fuese necesario.

Fdo. Juan Manuel.             Fdo. Mamá.               Fdo. Profesor.


El primer paso del plan de acción será saber exactamente en qué consiste el problema que presenta el niño:

  • ¿El problema es que no sabe hacer algo y le tenemos que enseñar?
  • ¿El problema es que presenta una serie de comportamientos que resultan inadecuados y tenemos que disminuir o eliminar esas conductas?
  • ¿El problema es que, aún sabiendo hacer una serie de comportamientos, no los realiza y tenemos que motivarle?

Una vez conocido el problema, deberá definirse de manera operativa, para pasar después a identificar los antecedentes y los consecuentes que pueden estar manteniendo el problema definido anteriormente. Una vez que se sabe en qué consiste el problema, así como los antecedentes y consecuentes que lo están manteniendo, se definirán clara y operativamente los objetivos a conseguir:

  • ¿Qué es lo que se quiere exactamente del niño?
  • ¿Qué comportamiento se le va a enseñar?
  • ¿Qué conducta resulta incompatible con la que está realizando?

El paso siguiente será seleccionar las estrategias que se utilizarán con el menor, p.ej. instrucciones concretas, reforzadores que puedan resultar más eficaces, o aquellos elementos facilitadores del proceso, catalizadores educativos, que pueden facilitar la consecución de los objetivos. Esta sesión tiene también como objetivo transmitir a los padres la idea de que la única forma de conseguir dominio y destreza en las habilidades aprendidas es mediante la práctica regular y continuada, y además, que esta práctica sistemática es el elemento fundamental del éxito de la intervención.

Otro aspecto a tener en cuenta, y que también merece la pena mencionar en esta sesión, es que existe la posibilidad de que se produzcan recaídas en el comportamiento del niño. En estas condiciones, algunos padres pueden pensar que el esfuerzo realizado no ha dado frutos y que no hay solución para el problema que presenta el menor. Ante una recaída, se proporcionará a los padres apoyo emocional, se analizarán los elementos que han llevado al retroceso y se recomendará que repasen todo aquello que se les enseñó, eligiendo una vez más aquellas estrategias que consideren más útiles para resolver esa situación problemática.

Queremos finalizar la descripción de este programa de escuela de padres, haciendo especial hincapié en la importancia de realizar sesiones programadas de seguimiento en las que se repase el contenido del programa y en las que se motive a los padres a practicar las estrategias aprendidas en su vida cotidiana, anticipando y ayudándoles a resolver los problemas que pudieran surgir en un futuro.

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