La vulnerabilidad psicológica a las agresiones sexuales son un déficit de asertividad y haber sido objeto de abusos durante la infancia. Las diferencias individuales de reacción ante una agresión sexual dependen de las siguientes variables:
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Habilidades específicas para hacer frente al estrés: dependen de la historia previa, del apoyo social y nivel de estabilidad emocional.
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Las repercusiones psicológicas inmediatas son función combinada de la intensidad de la agresión sexual como estresor y de las habilidades de la víctima para hacer frente a la situación.
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Las interacciones sociales pueden tener efectos positivos, negativos o mixtos en la readaptación emocional posterior.
Se puede predecir la gravedad del problema a largo plazo a partir de la intensidad inicial del trastorno a los pocos días de la agresión. Cuanto más intensa sea la reacción de las primeras horas y días, mayor es la probabilidad de que se cronifique el problema. Según las características biográficas/demográficas, las mujeres casadas y las mayores tienen peor pronóstico, quizá porque cuentan con estrategias de afrontamiento ineficaces. A su vez, los trastornos psicopatológicos previos y los problemas graves de salud ensombrecen la recuperación y son mayores predictores de depresión.
Por otra parte, las características específicas de la agresión sexual (consumación del coito, lesiones físicas y percepción de muerte) no influyen en las reacciones de la víctima a corto plazo, pero presentan un peor ajuste a largo plazo. La violación consumada representa la percepción de una dominación física total y de una humillación psicológica extrema.
La experimentación de sucesos estresantes en los últimos meses puede agravar las reacciones psicológicas experimentadas. Así, la muerte de un ser querido y/o la ausencia de relaciones afectivas en el último año aumentan la intensidad del estrés postraumático tras la violación. Y al contrario, los efectos inmediatos y a largo plazo son menores cuando la víctima cuenta con un buen apoyo social.
En relación con el suceso, el predictor más firme de la reacción aguda es la presencia de penetración durante la agresión sexual.