Factores genéticos
Aunque las lesiones cerebrales traumáticas no son el resultado de factores genéticos, existen pruebas de que algunos niños tienen mayor riesgo de padecerlas. Las condiciones preexistentes suelen incluir hiperactividad y problemas de conducta antisocial, problemas de aprendizaje relacionados con el desarrollo, particularmente en los varones jóvenes, dificultades de lectura, impulsividad y exceso de actividad. Pautas comportamentales preexistentes pueden incrementar el riesgo al adoptar conductas que conducen a traumatismos.
Factores prenatales y postnatales
No existen factores prenatales conocidos que predispongan a un niño a sufrir LC-TCE, aunque pueden ocurrir daños cerebrales durante el proceso de nacimiento. Los factores postnatales son generalmente más importantes.
La conducta de los padres tales como beber y conducir, puede poner a los niños en riesgo de LC-TCE. Sin embargo, el estatus socioeconómico familiar y el historial de empleo no parece estar relacionado con un aumento de la tasa de LC-TCE, pero dichas variables pueden aumentar los problemas durante la recuperación. Entre las víctimas de maltrato infantil hay una tasa alta de lesiones cerebrales, especialmente en niños pequeños.
Correlatos neuropsicológicos
Los problemas concretos que surgen en los niños cuando tienen un traumatismo craneoencefálico grave se dan en las áreas de atención, memoria y funcionamiento ejecutivo.
Funciones cognitivas, perceptivas, de memoria y de atención
Funciones cognitivas
Se han encontrado déficits cognitivos persistentes en niños con lesiones cerebrales que habían estado en coma durante más de 24 horas. El cociente manipulativo (CM) es menor que el cociente verbal (CV) en niños que sufren amnesia postraumática, particularmente en aquellos con puntuaciones más bajas (7 o menos) en la escala de coma de Glasgow y con traumatismos craneoencefálicos graves. Las puntuaciones WISC más bajas en los factores de velocidad de procesamiento (VP) y de organización perceptiva (OP) están relacionados con la gravedad de las LC-TCE.
En los niños, los déficits cognitivos parecen ser menos específicos y no tan claramente lateralizados. Se ha observado una disminución del CI en niños con lesiones focales y en los que sufrieron daños antes de cumplir los 3 años de edad.
Adaptación académica y escolar
Los niños con LC-TCE tienen dificultades de lenguaje, lectura, cálculo aritmético, escritura y ortografía, dándose el deterioro más significativo en los niños con traumatismos más graves.
También se observó deterioro en los niños con lesiones leves/moderadas. Los niños que habían sufrido el traumatismo a una edad más temprana mostraron una disminución del avance académico, en comparación con niños mayores.
Todos los niños con LC-TCE necesitan apoyo intensivo y constante para que tenga lugar un avance académico. Este apoyo parece ser particularmente importante en el caso de niños que sufrieron el traumatismo a una edad temprana. En el caso de niños con LC-TCE hay que realizar una serie de evaluaciones a fin de determinarlas habilidades que no son de esperar a edades más tempranas pero que son cruciales para desenvolverse en edades más avanzadas.
Funciones perceptivas
Hay problemas perceptivos que parecen estar relacionados con la gravedad de las lesiones, particularmente bajo condiciones temporales y se han identificado deterioros visuales y visoespaciales en los niños después de una lesión. Se han encontrado dificultades en la velocidad motora y la capacidad de procesar rápidamente información después de una LC-TCE.
Los déficits visomotores dependen de si las áreas motoras del cerebro y las regiones parietales han sido afectadas. Es menos probable que en una LC-TCE resulten lesionadas estas regiones a que lo sean las regiones frontales y temporales, cuya lesión se relaciona con dificultades de memoria, funcionamiento ejecutivo y atención.
Funciones de memoria
Los déficits de memoria parecen ser muy frecuentes en los niños después de un LC-TCE, déficit de aprendizaje verbal, memoria verbal y memoria operativa después de la lesión. Las dificultades de memoria persisten 24 meses después de la lesión.
Funciones de control ejecutivo y atención
Los niños con LC-TCE grave presentan problemas de desinhibición, impulsividad y memoria operativa en comparación con niños con LC-TCE leve o con niños del grupo control, y estas dificultades continúan hasta la edad adulta. Tienen dificultades de atención. Los niños con TDAH o con múltiples síntomas de TDAH se encuentran en mayor riesgo de sufrir una LC-TCE, y una vez que se ha producido es más probable que tengan problemas de atención significativos.
Los problemas de atención no parecen mejorar significativamente con la recuperación y continúan siendo un área en la que la repercusión de la lesión es significativa.
Adaptación psicosocial
Los trastornos que se observan con mayor frecuencia en los niños con LC-TCE son conductas de exteriorización, entre estas TDAH, conductas de oposición, irritabilidad y agresividad.
Aunque la depresión y la ansiedad se observan en adultos con LC-TCE, estos trastornos son mucho menos frecuentes en niños. Las dificultades que se observan en relación con su labilidad y agresividad deterioran la capacidad del niño para establecer y mantener amistades.
Factores familiares y del hogar
Los LC-TCE pueden alterar las interacciones familiares y el ambiente del hogar puede repercutir en el proceso de recuperación que sigue a una LC-TCE. Las continuas dificultades relacionadas con la conducta del niño y su ajuste después de una LC-TCE se han relacionado con el funcionamiento y la cohesión familiar y con un aumento en la tasa de divorcio. Las familias que afrontan inadecuadamente los hechos tiene peor recuperación, tanto inmediata como a largo plazo. Un estilo abierto y flexible en la comunicación, así como estrategias positivas para afrontar el problema, están asociados con una mejora en los ajustes del niño. El apoyo a la familia en el desarrollo de dichas estrategias es un aspecto crucial de la rehabilitación del niño.
Implicaciones para la evaluación
Las áreas que deben ser valoradas son: la atención, el funcionamiento ejecutivo, el lenguaje, la cognición, la memoria, la percepción visual, la conducta adaptativa y el funcionamiento psicosocial.
Es preciso que los tests se incluyan en la evaluación de un niño con LC-TCE. Además de la evaluación inicial se han de llevar a cabo evaluaciones en serie para controlar el progreso del niño. La mayor parte de la recuperación ocurre en los primeros 6 meses después del accidente, encontrándose recuperación adicional en los 2-5 años después de la lesión.
Implicaciones para la intervención
Las características cognitivas y de personalidad del niño así como los recursos familiares, la estabilidad marital y el estatus socioeconómico repercuten en las variables resultantes que estiman la recuperación del niño. La medicación puede ser de utilidad para algunos de los síntomas que se aprecian en los niños con LC-TCE, entre los que se incluyen los problemas de atención y agresividad. Hay que estimar la repercusión global de los traumatismo craneoencefálicos infantiles y apoyar la necesidad de un paradigma integral para llevar a cabo programas educativos y de tratamiento psicosocial para los niños con lesiones cerebrales.