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Los neurólogos especializados en neurología infantil y adolescente son quienes realizan los exámenes neurológicos. Los neurólogos identificarán la enfermedad, la lesión o los procesos genéticos o del neurodesarrollo que interfieren el funcionamiento del SNC.

El examen neurológico consiste en:

  • Una revisión en profundidad de la historia clínica y del desarrollo.

  • Una evaluación del estado mental.

  • Una evaluación de la capacidad funcional del SNC, incluyendo los nervios o pares craneales.

  • Una evaluación de los sistemas motores.

  • Una evaluación de las funciones sensitivas.

  • Una evaluación de las funciones autónomas o neurovegetativas.

Cada área se evalúa sistemáticamente mediante una serie de actividades diseñadas para examinar el tono muscular, la función de los nervios craneales y reflejos primitivos y autónomos. Interpretar la información del examen neurológico es complicado debido a la edad y la capacidad intelectual y funcional de los pacientes.

Los neurólogos llevan a cabo inicialmente con los padres una entrevista exhaustiva de los pacientes sobre su desarrollo. Se aprovecha que los  niños están presentes para observar: su participación, atención, lenguaje, movimientos faciales, el cabeceo, parpadeo de ojos, mirada fija, tics, alteraciones del movimiento, nivel de actividad y si hay impulsividad o dependencia del padre o la madre.

Con niños que tienen más de 4 años se lleva a cabo un examen motor. El neurólogo se coloca frente al niño y le muestra las acciones motoras que quiere que ejecute.

Se llevan a cabo maniobras que están diseñadas para comprobar el equilibrio, determinar si hay movimientos extraños innecesarios y el signo Romberg, que es indicativo de incapacidad para mantenerse en pie con los ojos cerrados.

Se lleva a cabo el examen de reflejos. Los reflejos tendinosos (reflejos miotáticos) profundos se elicitan mediante el golpe con un martillo de goma en la rodilla mientras el paciente está sentado. Los hiperreflejos (contracción de músculos que no están implicados en el reflejo) son síntoma de disfunción corticoespinal. Los hiporreflejos están asociados con alteraciones de las unidades motoras de la médula espinal o del cerebelo.

Se lleva a cabo el examen de las funciones del cerebelo y se evalúan los nervios craneales.

El sistema somatosensitivo se examina comenzando por la capacidad para detectar vibraciones y la posición de las extremidades y de las articulaciones. Las dificultades para la localización del estímulo táctil se asocian a disfunciones de los lóbulos parietales.

Se determina la fuerza muscular. La dificultad para estar de pie sin ayuda es una medida de fortaleza muscular.

Para evaluar la marcha, se pide a los niños que caminen hacia delante y hacia atrás y que corran, porque correr exagera los problemas de la marcha y podría evidenciar síntomas adicionales de espasticidad o de movimientos espasmódicos.

Cuándo derivar al paciente para su evaluación neurológica

Hay que considerar la posibilidad de llevar a cabo un examen neurológico en los siguientes casos:

  • Náusea repentina, inexplicable y prolongada, acompañada de fiebre alta, dolor de cabeza y letargo, que podría sugerir meningitis o encefalitis.

  • Movimientos de parpadeo rápidos, aura visual (las auras auditivas y sensitivas son frecuentes), mirada fija al vacío, sacudidas musculares o espasmos de la cabeza o musculares que pudieran sugerir actividad epiléptica.

  • Alucinaciones visuales u olfativas.

  • Torpeza motriz repentina o ataxia cerebelosa.

  • Infecciones víricas prolongadas que produzcan alguno de los síntomas enumerados en el punto primero.

  • Traumatismo craneal que produzca náusea, visión borrosa, pérdida de conocimiento o dilatación de pupilas.

  • Afección de los nervios craneales que produzca debilidad motora unilateral o bilateral por ejemplo boca, ojos o músculos faciales caídos o protrusión de la lengua.

  • Disminución repentina e inexplicable de las funciones cognitivas, motoras, de memoria, linguísticas y del habla, después de un desarrollo normal.

Diversos procesos tumorales, la leucemia del SNC, las infecciones del SNC (meningitis, encefalitis y abscesos intracraneales), enfermedades neuromusculares y alteraciones genéticas (neurofibromatosis, síndrome de Sturge-Weber y esclerosis tuberosa) producen algunos de estos síntomas.

Cuando los niños manifiestan estos síntomas, el examen neurológico forma parte tanto del diagnóstico como del protocolo de tratamiento posterior. A veces, los neurólogos recomendarán un seguimiento neurorradiológico adicional para comprobar la naturaleza y el grado de afectación del SNC. En otros casos (traumatismo craneal o sospecha de tumor o lesión cerebral), se aconseja realizar inmediatamente una exploración mediante TAC o RM.

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