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Las infecciones en el encéfalo a una edad temprana pueden dar lugar a un cierto número de resultados que pueden ir desde el retraso mental al desarrollo normal y desde la esquizofrenia hasta los trastornos afectivos, dependiendo del tipo de infección. Las infecciones del sistema nervioso central pueden ser el resultado de invasiones bacterianas, virales o micóticas en el cerebro y/o la médula espinal a través de los senos nasales, la nariz, los oídos y la boca.

Además de las enfermedades médicas, las infecciones interactúan con los factores ambientales en los déficits resultantes.

Meningitis

Las meninges protegen al cerebro de infecciones, lo amortiguan en caso de traumatismo y actúan como una barrera ante objetos extraños. Sin embargo, no son inmunes al daño o la enfermedad.

El término “meningitis” se refiere a la inflamación de las meninges o capas que protegen al encéfalo (en concreto de las aracnoides y la piamadre y en el espacio entre ellas) y la médula espinal.

Las infecciones virales o bacterianas son la causa principal de la meningitis. Los niños mayores de 2 años presentan generalmente síntomas iniciales de dolor de cabeza, rigidez del cuello, vómitos, fiebre alta y dolor en las articulaciones al tiempo que sensibilidad ante la luz. Los síntomas de lactantes y neonatos puede incluir letargia, dejar de comer y vómitos.

La gripe hemofilia tipo b (Hib) es la causa más habitual de la meningitis bacteriana. En el caso de los neonatos, los estreptococos del grupo B (GBS) son la causa más común de meningitis y ésta se trasmite de madre a hijo en el momento del parto. La mayoría de los casos de meningitis se deben en la actualidad al streptococcus pneumoniae o el neisseria meningitides.

La meningitis viral es más frecuente, pero generalmente menos grave que la bacteriana. Este tipo de meningitis se contagia generalmente mediante contacto directo con la saliva y las mucosidades y provoca fiebre, dolor de cabeza y fatiga durante un periodo aproximado de entre 7-14 días.

La meningitis bacteriana perturba la relación cerebrovascular y del LCR. El diagnóstico se confirma mediante una muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR), obtenida mediante punción lumbar. Las bacterias se buscan en la muestra. En la meningitis, el LCR por lo general tiene un aspecto turbio y la presión es elevada.

El tratamiento consiste generalmente en altas dosis de antibióticos, frecuentemente ampicilina, durante 10 días. También se prescribe con frecuencia cloranfenicol en el caso de que la bacteria sea resistente a la ampicilina. Las secuelas de la meningitis dependen de la dad a la que aparece, el tiempo transcurrido hasta su diagnóstico, el agente infeccioso, la gravedad de la infección y el tratamiento que se use.

Entre los niños con meningitis, el 40% experimentará crisis, pérdidas de audición y/o hemiparesia con complicaciones neurológicas aproximadamente en la mitad de estos niños. El índice de mortalidad de la meningitis bacteriana se sitúa entre el 5-10%. Los neonatos tienen mayor riesgo de mortalidad en caso de meningitis. Los niños que sufrieron coma padecen las secuelas neurológicas y neuropsicológicas más graves. Los que tuvieron crisis, tuvieron una mayor duración de la enfermedad y fiebres más altas y los que eran más pequeños cuando la sufrieron tuvieron los peores resultados cognitivos después del tratamiento. Las complicaciones más frecuentes son: dificultades lingüísticas, problemas de audición, retraso cognitivo, retraso motor y de efectos visuales.

Encefalitis

El término encefalitis se refiere a un estado de inflamación generalizada del encéfalo. Los virus son frecuentemente los culpables de esta enfermedad, que puede ocurrir de forma perinatal o postnatal.

La encefalitis puede estar causada por herpes simplex o a través de picaduras de insectos. En la mayoría de los casos, sin embargo, no se puede señalar una causa. La enfermedad se presenta de 2 formas:

  • Aguda: se evidencia días o semanas después de la infección.

  • Crónica: puede tardar meses en hacerse sintomática.

Síntomas: fiebre, dolor de cabeza, vómitos, pérdidas de energía, laxitud, irritabilidad y síntomas parecidos a los de la depresión, todos ello con una confusión y desorientación creciente según progresa la enfermedad. De vez en cuando se ven afectados los procesos del habla, se observa parálisis o debilidad muscular y ocurren problemas con el modo de andar.

La encefalitis está relacionada con dolencias posteriores en las vías respiratorias, particularmente cuando ocurrió simultáneamente con la gripe. Además, los niños que se vieron afectados antes de los 2 años de edad tuvieron anomalías en el desarrollo cerebral, mientras que dichas anomalías no estuvieron presentes en los niños de más de 2 años.

El diagnóstico se realiza mediante el examen del LCR, TAC y análisis electroencefalográficos. El tratamiento incluye agentes antivirales si se ha descubierto una causa viral o antibióticos y fluidos si no se han identificado virus. Las secuelas están relacionadas generalmente con el tipo de infección y con la duración del proceso infeccioso.

Generalmente se puede ver: retraso mental, irritabilidad y labilidad, crisis epilépticas, hipertonía y afectación de los nervios craneales, en los casos de los procesos más graves de la enfermedad, mientras que en los casos leves o moderados hay pocas secuelas, si es que hay alguna.

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