Este trastorno junto con la hipocondría ha recibido mayor atención que los restantes trastornos somatoformes. Es descrito por primera vez por Briquet como una forma de histeria. Durante los 60 se configuró un grupo de pacientes histéricos cuya característica principal consistía en quejas polisintómicas relativas a vómitos, intolerancia a la comida, pérdida de conciencia, de peso, dismenorrea e indiferencia sexual.
El DSM-III incorpora el síndrome de Briquet como trastorno por somatización, que lo describe como un desorden crónico que implica el desarrollo de múltiples y recurrentes quejas somáticas que suelen iniciarse antes de los 30 años y que ocurren prioritariamente en la mujer. Los síntomas gastrointestinales, de dolor, cardiopulmonares, de conversión o pseudoneurológicos, sexuales y síntomas relativos al aparato reproductor femenino, conforman los problemas más representativos vinculados con los trastornos por somatización. El DSM-IV mantiene los mismos grupos de síntomas del DSM-III excepto los síntomas cardiopulmonares.
Este tipo de pacientes reciben a menudo operaciones quirúrgicas innecesarias. El número de intervenciones quirúrgicas en este tipo de pacientes es 5 veces mayor que en los pacientes normales, la mayoría localizadas en las regiones abdominal y uterina. El desorden por somatización es más común en la mujer que en el varón, en contraste con la hipocondría que es igual en ambos sexos.
Los sujetos con este trastorno exhiben un patrón de conducta llamado doctor shopping que consiste en acudir de un médico a otro hasta conseguir que uno le diagnostique su dolencia.
No obstante, este trastorno y la hipocondría podrían diferir en torno a 3 fenómenos:
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Mientras que el principal problema de la somatización está representado por los síntomas en sí mismos, el elemento motivador de la hipocondría es el miedo a la enfermedad.
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En la hipocondría hay un acercamiento a los síntomas científico y preciso, mientras que en la somatización se da una definición vaga, dramática y exagerada de los síntomas.
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Los hipocondríacos tienen un número de quejas limitado, mientras que en los desordenes por somatización existen quejas múltiples y muy variadas.
También se ha comparado el trastorno de somatización y el desorden de conversión. El desorden de conversión ocurre ante una situación específica que se deriva directamente de traumas personales o de conflictos interpersonales, y está infrecuentemente asociado con el desorden de personalidad histriónica. Además la conversión implica a veces una falta de preocupación, denominada la belle indiference sobre la aparente seriedad de la disfunción manifestada. Por último, el trastorno de versión lleva consigo una depresión enmascarada más que manifiesta.
Se ha especulado también sobre la posible relación entre la personalidad antisocial y el trastorno por somatización. En los años 60-70 se sugirió que compartían características comunes: alcohol, drogas, criminalidad, conducta antisocial. En los años 80 un estudio sobre la vinculación entre sociopatía y trastorno por somatización refirió una asociación entre histeria y personalidad antisocial únicamente en el grupo de mujeres.
La etiología del trastorno permanece ambigua. En un primer momento Briquet puso énfasis en los factores ambientales. Recientemente, el grupo de Escobar sugirió que los factores socioculturales jugaban un papel importante. Por otra parte, algunas investigaciones han sugerido un sustrato etiológico de carácter neuropsicológico: los pacientes de este grupo de alteraciones pueden tener un deterioro atencional y cognitivo que se refleja en una percepción y evaluación defectuosa del input somatosensorial.