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7.1. Emoción y categorización

Las categorías constituyen representaciones mentales de un conjunto o clase de elementos, de manera que nos permiten tratar de forma idéntica todos los elementos incluidos dentro de una clase determinada (por ejemplo, los miembros de la categoría “PERROS” comparten una serie de características: ladran, tienen pelo, cuatro patas...). La categorización hace posible que podamos manejar mentalmente nuestro entorno, optimizando nuestra interacción con él.

Pero no todos los miembros de una categoría poseen idéntico grado de representatividad. Existe una estructura interna que organiza jerárquicamente estos elementos en función de su tipicidad y prominencia. Hay ejemplares que son “prototipos”, que actúan como referente de la categoría, en tanto que otros resultan menos relevantes y ocupan lugares marginales en la estructura.

Estos procesos de categorización pueden verse influidos por el estado emocional. Emociones como la felicidad o la alegría amplían y enriquecen el contenido de la categoría, favoreciendo la inclusión en la misma de elementos de parecido familiar marginal (por ejemplo, bajo un humor positivo, es más fácil que, junto a miembros como autobús, coche o tren, consideremos camello y yak como elementos integrantes de la categoría “MEDIOS DE TRANSPORTE”).

Este tipo de emociones promueve la flexibilidad cognitiva, facilitando la asociación de ideas y el establecimiento de relaciones diversas y novedosas entre estímulos. Un estado de ánimo positivo hace posible que un mismo elemento lo integremos en varias categorías (por ejemplo, el “papel de aluminio” pertenece a la categoría de “ENVOLTORIOS”, pero puede adscribirse también a la categoría “MATERIALES INDUCTORES”).

El afecto positivo influye la categorización del material de tono afectivo neutro o positivo, pero no afecta al modo en que está organizado el material de valencia negativa (por ejemplo, un estado de ánimo alegre puede mejorar la percepción categorial que tenemos de un padre o un amigo, pero no la de un terrorista).

Los criterios que determinan la formación de categorías se construyen frecuentemente en base a la similitud perceptiva o estructural de sus elementos, o por su afinidad funcional en la consecunción de metas. No obstante, los estados emocionales también pueden actuar como un criterio de coherencia conceptual, de modo que los objetos y eventos que desencadenan la misma emoción se agrupan en categorías de respuesta emocional (por ejemplo, un chiste, un caramelo, una mascota, una excursión... todos activan una emoción común: la alegría). La reestructuración de los conceptos en estas categorías se debe, al menos en parte, a la atención selectiva a las características afectivas de los objetos y a las respuestas emocionales asociadas con ellos.

En resumen, las emociones positivas afectan al modo en que percibimos y organizamos nuestro entorno. Por una parte, agilizan y confieren ductibilidad a los procesos de adscripción categorial, favoreciendo el establecimiento de asociaciones originales y novedosas, base para el pensamiento creativo e innovador. Por otra parte, actúan como criterio de categorización, determinando el agrupamiento de objetos y eventos en función de la respuesta emocional asociada con ellos.


RESUMEN DE LOS PRINCIPALES EFECTOS DE LA EMOCIÓN SOBRE LA CATEGORIZACIÓN

  1. Evidencia
    • Amplitud de las categorías. El humor positivo favorece el agrupamiento de elementos de parecido familiar marginal
    • Flexibilidad cognitiva. Un estado de ánimo positivo facilita la asociación de conceptos y el establecimiento de relaciones diversas y novedosas entre estímulos
  2. Factores moduladores
    • Carga afectiva del material a categorizar ⇒ el afecto positivo influye la categorización del material de tono emocional positivo y neutro, pero no la del material negativo
  3. La emoción como criterio de categorización
    • Factores de organización categorial:
      1. Las categorías se forman en base a la afinidad de las respuestas afectivas asociadas a los elementos que las integran
      2. Atención selectiva a las características afectivas de los miembros de la categoría y a las respuestas emocionales que instigan

7.2. Emoción, solución de problemas y toma de decisiones

La emoción en la resolución de problemas. Un estado de ánimo positivo permite dar respuestas a situaciones de demanda proyectando soluciones más originales e innovadoras y mejora la habilidad de las personas para organizar conceptos de formas variadas y acceder a perspectivas cognitivas alternativas a las usuales. Procedimientos:

  • Problema de la vela”: Problema de reorganización. Se facilita al participante una caja con chinchetas, una vela y cerillas, y se le pide que fije la vela a la pared de modo que pueda arder sin que se vierta la cera sobre el suelo. El principal problema que surge es la fijeza funcional (incapacidad para emplear los objetos de modo distinto al de su función habitual). Las personas a las que se ha inducido un afecto positivo superan más fácilmente la fijeza funcional que aquellos que poseen un EA neutro, ya que introducen soluciones distintas a las habituales.
  • Test de Asociaciones Remotas: Problema de razonamiento semántico. Se presenta al participante un triada de palabras y se le pide que encuentre una cuarta palabra que las relacione (por ejemplo, FUGAZ-POLVO-ACTOR- ESTRELLA). Las personas que realizan la tarea bajo un EA positivo muestran mayor flexibilidad cognitiva en la búsqueda de soluciones.

En resumen, el afecto positivo facilita la solución de problemas, mejorando la habilidad para integrar ideas y percibir de forma novedosa los diferentes aspectos del dilema a resolver. No obstante, tanto este efecto como el observado en la categorización no se deben ni a la ocurrencia de un sesgo que lleva al participante a percibir todo de forma más positiva, ni a un estilo de procesamiento de la información no sistemático. Por el contrario, la interacción entre el afecto y el tono emocional del material o los requerimientos de la tarea, sugiere la existencia de procesos específicos promovidos por el afecto positivo.

Papel de la emoción en la toma de decisiones. Cada vez es mayor la evidencia que indica que una motivación hedónica es el criterio que subyace a nuestras decisiones y no exclusivamente en base a un proceso de elección racional. En cada situación de elección se generan unos correlatos emociones positivos o negativos en función de las consecuencias (agradables o aversivas) que se deriven de ella. En la toma de decisiones esta experiencia emocional contribuye a optimizar el proceso de deliberación, resaltando determinadas opciones de acuerdos a los resultados (de riesgo o favorables) que tuvieron en el pasado. El proceso de toma de decisiones no se desarrolla automáticamente sino que depende de la interpretación que el individuo hace de la situación.

  1. Estado afectivo y decisión en situaciones de riesgo. Aparentemente, bajo un humor positivo las personas se tornan más osadas a la hora de tomar decisiones que implican riesgo. Pero esta apreciación es cierta sólo a medias. Cuando el riesgo es bajo, el afecto positivo nos impulsa a ser más audaces, mientras que cuando es alto nos hace ser más prudentes.
  2. Estado afectivo y adopción de decisiones complejas. Los estados afectivos positivos nos permiten deliberar de una forma más rápida y eficaz sobre la alternativa más adecuada en situaciones de múltiples opciones. El afecto positivo afecta favorablemente a la toma de decisiones complejas, promoviendo un análisis sistemático e integrador del material disponible que aumenta la eficiencia del proceso de deliberación.

RESUMEN DE LOS PRINCIPALES EFECTOS DE LA EMOCIÓN SOBRE LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y LA TOMA DE DECISIONES

  1. La emoción en la resolución de problemas
    • Evidencia: Bajo un estado de ánimo positivo generamos soluciones más creativas e innovadoras ante situaciones-problema (por ejemplo, problema de la vela, test de asociaciones remotas)
    • Factores moduladores
      • Fijeza funcional ⇒ Incapacidad para encontrar a los objetos un uso alternativo al habitual
    • Justificación
      • El afecto positivo instiga un estilo de procesamiento que facilita el surgimiento de soluciones creativas. Estos procesos se realizan en el seno de una organización cognitiva abierta, flexible y compleja
      • El fenómeno no se debe a una percepción sesgada de la realidad
  2. La emoción en la toma de decisiones
    • La toma de decisiones es un proceso determinado por factores cognitivos y emocionales. Estos últimos simplifican el proceso de deliberación de los primeros marcando algunas opciones (peligrosas o favorables) que quedan inmediatamente eliminadas en subsiguientes procesos de evaluación
    • Decisiones que conllevan riesgo
      • Evidencia
        • Riesgo bajo y pérdidas irrelevantes ⇒ el afecto positivo determina una mayor proclividad a asumir riesgos
        • Riesgo alto y pérdidas relevantes ⇒ el afecto positivo condiciona una menos disposición a asumir riesgos
      • Justificación
        • Efecto motivacional ⇒ El afecto positivo incrementa el peso de las posibles pérdidas frente al de las potenciales ganancias en la adopción de decisiones
        • Aversión a las pérdidas ⇒ Doble pérdida: material + estado de ánimo
    • Decisiones complejas
      • Evidencia: El afecto positivo confiere mayor eficiencia y minuciosidad a la deliberación sobre la alternativa más adecuada en situaciones de opción múltiple
      • Justificación: Un procesamiento cognitivo de carácter sistemático e integrador de la información disponible reduce el tiempo de deliberación y optimiza el proceso de decisión

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