El desarrollo neuronal tiene lugar de una manera ordenada y secuencial durante el desarrollo del embrión y del feto. Después del nacimiento, los cambios cerebrales se relacionan con la genética, la biología y la estimulación ambiental.
El ritmo de desarrollo cerebral más rápido ocurre durante la etapa prenatal, en la que se forman 250000 células cerebrales mediante mitosis cada minuto. El aumento de la cantidad de somas celulares es más rápido entre las 25 y las 40 semanas de gestación.
El cerebro humano se desarrolla en etapas ordenadas, comenzando por el tubo neural a los 25 días de gestación. En neuropsicología pediátrica, la evaluación incluye a los cuidadores y a la unidad familiar.
La médula espinal, el tronco del encéfalo y una gran parte del prosencéfalo están desarrollados a las 40 semanas de gestación, mientras que el cerebelo alcanza su máximo desarrollo en el nacimiento y durante el primer año de vida. La estructura citoarquitectónica de la corteza cerebral consta de seis capas neuronales. Estas capas se desarrollan de forma diferencial durante la gestación y a lo largo del primer año de vida. Dichas capas corticales se desarrollan siguiendo una pauta de “dentro-afuera” según la cual las neuronas se desplazan a regiones específicas y las capas que migran más tarde las atraviesan. Estas capas migran a diversas regiones, dando lugar a la organización estructural de la corteza.
Las toxinas ambientales suponen especialmente una amenaza al proceso de migración, y dependiendo del momento y el estado del desarrollo fetal, pueden perjudicar a diferentes regiones cerebrales causando dificultades cognitivas y comportamentales significativas en etapas posteriores de la vida.