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Tanto los factores biogenéticos como los ambientales y las complicaciones del parto pueden afectar al desarrollo cerebral. Las lesiones cerebrales por traumatismo craneoencefálico en edades tempranas y la falta de estimulación ambiental tienen efectos a largo plazo sobre el desarrollo óptimo del cerebro.

Factores de riesgo prenatales

Con la llegada de la tecnología de rayos X en las décadas de 1920 y 1930 se hizo evidente que el feto en fase de desarrollo era sensible a varias sustancias ambientales conocidas como teratógenos.

Existen periodos críticos durante la etapa embrionaria (segunda a octava semana del desarrollo) y la etapa fetal (desde la novena semana al nacimiento) en los que parece darse una mayor sensibilidad a la exposición a teratógenos. Al parecer, el sistema nervioso central es especialmente vulnerable desde la quinta semana del desarrollo embrionario hasta el nacimiento. Las influencias ambientales más perjudiciales para el desarrollo neural prenatal incluyen el alcohol, los narcóticos, las sustancias contaminantes ambientales, las enfermedades de la madre y la desnutrición (Streiss-Gurth, 2004).

Factores de riesgo de la madre: estrés, nutrición y salud

El estrés, la desnutrición, la mala salud y la edad de la madre también influyen en que acaben por manifestarse estos factores de riesgo. Un alto grado de estrés en la madre aumenta el grado de estrés en el feto y se ha asociado con bajo peso del bebé al nacer y con tendencia del niño a ser irritable, inquieto y padecer cólicos. El estrés de la madre puede provocar vasoconstricción, lo que reduce la circulación sanguínea y produce asfixia fetal, que causa daño cerebral al feto en desarrollo. El estrés prenatal puede tener consecuencias a largo plazo causando problemas de afrontamiento de situaciones y dificultades de aprendizaje, en particular en los varones, y aumento de la incidencia de trastornos del estado de ánimo y de esquizofrenia.

Nutrición de la madre

Las carencias nutritivas durante los tres últimos meses de vida fetal y los tres primeros de la infancia también pueden tener graves efectos sobre el desarrollo del cerebro, que se manifiestan en particular por una disminución de la cantidad de células cerebrales y del peso del cerebro.

Salud de la madre

Durante el embarazo se controla la salud de la madre para prevenir que el desarrollo del feto sea normal. La hipotensión de la madre puede tener un efecto adverso en el cerebro del feto ya que puede provocar fallos de circulación sanguínea en el cerebro en desarrollo (Martens, 2003). Se forman placas de fibromielina o lesiones en las áreas corticales llamadas “regiones divisorias”. Se han encontrado estas alteraciones de tipo isquémico, causadas por una pérdida temporal del flujo sanguíneo (perfusión), en el cerebro de sujetos con dislexia (Duane, 1991).

La isquemia también puede deberse a mecanismos autoinmunitarios de la madre o del feto. Los neurogliocitos y moléculas específicas que guían la migración celular pueden verse implicados de tal modo que alteren la arquitectura cortical del cerebro del niño (Duane, 1991).

Otro factor de salud de la madre que tiene efectos conocidos sobre el desarrollo del cerebro es la rubéola (sarampión alemán), que con frecuencia provoca sordera en el bebé si la madre contrae esta enfermedad en el primer trimestre del embarazo.

Las complicaciones oculares y cardíacas son otras consecuencias posibles si la rubéola ocurre durante las ocho primeras semanas del embarazo, mientras que es más posible que se produzca sordera si la enfermedad tiene lugar entre las 5 y 15 semanas.

El herpes simple tipo 2 de la madre produce retraso cognitivo y dificultades de aprendizaje, ya que el virus afecta al desarrollo del sistema nervioso central del feto (Hutchinson & Sandall, 1995).

Adicción de la madre al alcohol

La fetopatía alcohólica (FA) ocurre con frecuencia en niños nacidos de madres con dependencia alcohólica: se estima que cada año nacen 40000 niños con anomalías congénitas debidas al alcohol (Streissguth, 2004). Los síntomas característicos de los niños con FA incluyen retraso del crecimiento pre y posnatal, anomalías faciales, retraso cognitivo y problemas de conducta. Los síntomas de alteración del sistema nervioso central en etapas tempranas de la vida incluyen anomalías de las ondas cerebrales, reflejo de succión alterado y trastornos del sueño que cursan con problemas de atención, comportamiento, motores y de aprendizaje que persisten en etapas posteriores de la infancia.

El cerebro del feto en desarrollo es muy sensible al daño que provoca el alcohol; incluso un consumo moderado (una o dos copas al día) en madres que están amamantando puede producir un retraso moderado del desarrollo motor, incluyendo retraso de la capacidad de gatear y de andar.

Drogas

Se han encontrado signos de alteración del sistema nervioso central de fetos y niños debido a un consumo excesivo de drogas, incluyendo marihuana, cocaína y heroína, por parte de la madre durante el embarazo. Se han observado signos físicos (niños prematuros y de bajo peso al nacer), complicaciones neurológicas y alteraciones del sistema nervioso central (temblores y sobresaltos) en niños nacidos de madres con alto consumo de marihuana.

El consumo de cocaína parece afectar al flujo sanguíneo en la placenta y puede alterar la neurotransmisión cerebral en el feto (Snow, 2004). Los niños nacidos de madre cocainómanas tienen riesgo de diversas complicaciones, entre ellas aborto espontáneo, nacimiento prematuro y bajo peso del niño al nacer, pequeño perímetro cefálico y síntomas comportamentales.

Do-Edwar (2006) sugiere que los problemas cognitivos y comportamentales de los niños expuestos a cocaína pueden no ser obvios hasta el final de la infancia, cuando el daño del lóbulo frontal y los núcleos basales se hace evidente.

La adicción a la heroína durante el embarazo ocasiona factores de riesgo, que incluyen alto índice de mortalidad, nacimiento prematuro, malformaciones y complicaciones respiratorias. Los bebés presentan síntomas del síndroma de abstinencia al nacer y, aunque estos disminuyen con los meses, las madres a menudo tienen dificultades para afrontar los problemas de conducta que persisten en los niños expuestos a la heroína.

Factores de riesgo posnatales

Carencias nutritivas

La falta o exceso de vitamina A puede conducir a trastornos del desarrollo y dificultades de aprendizaje así como a problemas motores, de equilibrio, oculares, del estado de ánimo y alteraciones emocionales.

La reducción de vitamina B puede producir síntomas neurológicos tales como ataxia, pérdida del equilibrio y deficiencia de ajuste de los reflejos motores. Las neuronas y la vaina de mielina se pueden destruir, desplazándose desde las regiones cerebrales periféricas a las centrales.

La carencia de vitamina B12 y de ácido fólico se ha relacionado con cambios estructurales en la mielinización. Además, los bajos niveles de ácido fólico que originan las carencias nutritivas en la leche materna pueden retrasar el curso normal del desarrollo del EEG en el niño.

Complicaciones obstétricas

Las complicaciones obstétricas durante el parto producen con frecuencia lesiones neurológicas que se han asociado con numerosos trastornos de la infancia, incluyendo trastornos psiquiátricos. Durante el proceso normal del parto, las contracciones constriñen la placenta y el cordón umbilical reduciendo la cantidad de oxígeno que recibe el feto. En situaciones extremas, el bebé produce un nivel elevado de hormonas del estrés para contrarrestar la privación de oxígeno y asegurar un aporte de sangre adecuado durante el parto. La privación de oxígeno extrema provoca lesiones neurológicas, de modo que la monitorización del feto proporciona información vital sobre su frecuencia cardíaca y nivel de oxígeno.

En adultos con síntomas psicóticos que son indicativos de esquizofrenia, se ha hallado una serie de complicaciones obstétricas entre las que figuran: parto de larga duración, presentación de nalgas, desprendimiento prematuro de la placenta, vueltas del cordón umbilical en el cuello, índice de Apgar inferior a seis, aspiración del meconio, infartos extensos de la placenta, peso al nacer inferior a 2500gr o superior a 4000gr, y enfermedad hemolítica.

Toxinas ambientales

La exposición al plomo, incluso a niveles bajos, puede producir una serie de problemas cognitivos y comportamentales en el niño (Freeman, 2007). Los niños con encefalopatía por intoxicación de plomo aguda presentan síntomas graves que incluyen convulsiones, letargia, ataxia, parálisis, presión endocraneal, y en algunos casos muerte.

En aproximadamente un 20-40% de los casos los niños llegan a padecer epilepsia, síntomas motores graves (hemiplejia y espasticidad) y ceguera. La falta de atención y la hiperactividad son también secuelas conocidas de la exposición al plomo.

Estimulación ambiental

La estimulación ambiental es un factor crítico que afecta al desarrollo cerebral y la capacidad de aprendizaje del niño. Aunque el niño parece estar genéticamente programado para muchas habilidades, el papel del entorno puede afectar al ritmo de maduración en algunas áreas.

El aprendizaje tiene lugar mediante la experiencia. El desarrollo del lenguaje, la capacidad intelectual y la adaptación social están influidos por el entorno. Los niños evocan respuestas diferentes en las personas de su entrono dependiendo de su conducta. Un entorno temprano inadecuado puede repercutir negativamente en el desarrollo inicial del niño, pero el niño se puede recuperar si se le sitúa en un entorno más sensible antes de cumplir los dos años.

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