Es un constructo que describe las conductas asociadas con habilidades de planificación, flexibilidad cognitiva, inhibición de la respuesta, organización y memoria operativa. Se ha definido como las capacidades que tienen las personas de acometer con éxito una conducta independiente, dirigida a un fin y autorreguladora.
Los problemas en estas áreas suelen dar lugar a dificultades escolares a la hora de terminar los deberes, reunir los materiales necesarios para acabar un proyecto y organizar la escritura. En el plano social se traduce en problema para compartir, esperar el turno en las conversaciones y los juegos y dificultades para inhibir respuestas, la tendencia a decir lo primero que se viene a la cabeza. Las pruebas que evalúan la función ejecutiva requieren no sólo de los lóbulos, sino de la participación de muchas otras regiones del cerebro para solucionar las tareas.